Los datos del sector industrial muestran que las compras al exterior podrían multiplicarse por diez en relación con la recuperación económica proyectada. A medida que el Gobierno avanza hacia la eliminación del cepo cambiario, con medidas de desregulación desde el Ministerio de Economía y una mayor flexibilización en el acceso a divisas por parte del Banco Central (BCRA), la industria expresa su preocupación de cara a un 2025 que promete recuperación, aunque con desafíos.
La inquietud por el «rebote» esperado en el segundo año de la gestión de Javier Milei está vinculada al ritmo acelerado en la apertura del comercio internacional, en contraste con los avances más lentos en la desburocratización y la baja de impuestos en el mercado interno. Según las proyecciones, el PBI crecería un 5% en 2025, tras una contracción del 4% este año. Sin embargo, industriales advierten que «ningún sector puede operar si las importaciones suben en ascensor y el alivio fiscal lo hace por la escalera». Esta metáfora sintetiza las preocupaciones tanto de la Unión Industrial Argentina (UIA) como de los Industriales Pyme de Argentina (IPA).
En este contexto, el ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que el Gobierno busca «equilibrar el terreno» en el marco de la flexibilización de importaciones, con el objetivo de garantizar condiciones de competencia justas. Esta afirmación tuvo lugar durante un Congreso Regional de Economía en Corrientes. No obstante, el acceso cada vez más fácil al «dólar barato» para financiar importaciones genera alarma en el sector.
En este sentido, desde la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), advirtieron que “por cada punto de crecimiento del sector va a haber 10 puntos de incremento de las importaciones”. Según los números de ADIMRA, frente a una caída interanual del 7% en la actividad, el empleo solo cayó dos puntos porque el empresario “estira” los despidos, sin embargo, el número se puede triplicar si no se trabaja en la economía real.
Por otra parte desde la Asociación de pequeños y medianos empresarios (IPA) destacaron que “el efecto de la quita del Impuesto País sin una estrategia de producción nacional, sería más dañino que la recesión del primer trimestre, que dejó afuera a casi 46.000 trabajadores que pertenecían a la industria manufacturera”, según el último informe del Observatorio IPA.
En este contexto, sostienen que los sectores sensibles de la economía «ya están sufriendo los efectos de la flexibilización de los controles y de la apertura de la importación»; por eso, su titular advirtió sobre el riesgo frente a «países como China, que buscan ganar mercados para agrandar su economía con grandes beneficios».
En esta línea de ideas, la Fundación Observatorio PyME, también insistió sobre el aumento de la preocupación por la pérdida de mercado a manos de importadores, por la apreciación cambiaria y reducción del impuesto PAIS. Ya que, el análisis del tercer trimestre reveló que en el sector manufacturero comenzó a percibirse una ligera desaceleración en la recesión, aunque los indicadores permanecen en cifras negativas.
Las ventas ajustadas por inflación acumularon 11 trimestres consecutivos de caída, aunque mostraron una leve mejora interanual del -1%, atribuida en parte a una base de comparación ya muy baja.
La producción retrocedió un 13% interanual, marcando el sexto trimestre seguido de contracción. Este comportamiento también impactó en el empleo, que se redujo un 7% interanual, registrando la mayor baja desde el inicio de la serie trimestral en 2016.
En el caso de las PyME, donde la retención de personal es clave, esta caída fue identificada como el aspecto “más preocupante” del informe.
Fuente: El Cronista