A los reclamos de unos 400 estudiantes por recibir la beca de comedor, se suma el destrato humano en favor de prácticas políticas heredadas de la época del vale todo que gobernó nuestro país, dejando a cientos de alumnos hacinados en canteros y pasillos para asistir a clases, porque el aula magna que solían usar se ocupó con un acto de entrega de 25 mochilas sanitarias.
Santiago, uno de los estudiantes anotados para la beca de comedor en Enfermería, cursa el tercer año, vive en Itaembé Miní y no tiene condiciones de ir y venir para cursar en doble turno sus obligaciones académicas. Al borde de las lágrimas, compartió su indignación con www.radioup.com.ar:
La magnitud de las necesidades, de la escasez de asistencia humanitaria y de falta de respeto al ser humano que quiere estudiar parecen conjugarse para dar lugar a un triste espectáculo en el que algunos imploran un tabla de salvataje que les permita estudiar, recibirse y poder brindarse a la comunidad como enfermeros.
Esta triste situación comenzó con una burla: la inscripción de los jóvenes interesados en una beca de comedor, beneficio que les permitiría almorzar y/o cenar en el espacio compartido que lleva el nombre de un presidente que ya murió. Los inscriptos superaron los 400. Corría el mes de febrero de 2024.
Continuó con un mes corto -febrero- de gran aflicción por los precios de los comestibles, los alquileres, los colectivos urbanos; la falta de albergues para estudiantes universitarios y los jóvenes sin novedades de los comedores. Llegó marzo y comenzaron las gestiones de preguntas en los pasillos, en los grupos de WhatsApp, los intentos por juntarse y pedir alguna explicación. Terminó el mes y no hubo explicación, no hubo respuestas, no hubo comedor.
Mariana cursa el segundo año, viene de lejos y vive en un albergue. El comedor es su única posibilidad de continuar estudiando Enfermería, carrera que decidió seguir después de la pandemia, movida por el deseo de ayudar a otros a sanar. Ella, como otros 399 más, no forman parte de las preocupaciones de quienes deben decidir si ellos continúan o no esa carrera tan necesaria en la provincia. Le contó a www.radioup.com.ar (casi en murmullos, para no incomodar a los compañeros de albergues):
Finalmente…llegó el 3 de abril y se abría el comedor. ¡Solo para los alumnos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales! ¿Discriminación? No. Decisiones internas de cada unidad académica que decide quién come y quién no…quién estudia y quién no..quién debe volver a su casa y continuar otro destino y quién no.
La gestión universitaria de los comedores
Tal cual lo publica este jueves el sitio web NEA Hoy, la gestión de los comedores en la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) tiene sus particularidades:
La UNaM cuenta con 30 mil estudiantes en toda la provincia. El 10% de estos son beneficiarios de los distintos comedores que hay en la provincia (incluido otro comedor en el campus de Villa Lanús y otro en Eldorado).
El comedor universitario funciona con partidas presupuestarias que cada una de las unidades académicas destina para ese fin, asegurando de esta manera que el alimento no se sume a los gastos económicos de los estudiantes a la hora de seguir una carrera universitaria.
La Facultad de Ciencias Económicas (FCE) destina presupuesto a su propio comedor ubicado en el campus universitario en Villa Lanús, mientras que las facultad de Exactas, Humanidades y la Escuela de Enfermería destinaban parte de su presupuesto a mantener el servicio del comedor Nestor Kirchner, ubicado en la calle Felix Bogado de la ciudad de Posadas.
Hasta el año pasado, en el comedor destinado a Humanidades, Exactas y Enfermería comían 1000 estudiantes, de los cuales 500, el 50%, eran de la FHyCS, mientras que el resto eran de la FCEQyN y de la Escuela de Enfermería.
Este año después de muchos reclamos de los estudiantes y gestión de las autoridades, la FHyCS empezó a destinar fondos a la apertura del comedor, razón por la cual se encuentra abierto para estudiantes de ésta unidad académica desde el 3 de abril.
En cambio, los estudiantes de la FCEQyN y de la Escuela de Enfermería todavía están a la espera de que estas unidades académicas hagan lo mismo. Son optimistas respecto de las posibilidades de solución para los alumnos de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales; pero para Enfermería se barajan otras posibilidades, todas, remuneradas.
Es por ello que universidades como la UNAM se declararon en emergencia presupuestaria, lo que da más facultades a rectoría de recortar gastos que normalmente hacen al funcionamiento habitual de las universidades como lo son los comedores y albergues.
Por eso, los estudiantes de la FCEQyN y la Escuela de Enfermería realizaron un “ruidazo” llamando a la manifestación masiva por el acceso a más estudiantes al servicio del comedor. El reclamo está centrado en eliminar las restricciones y derribar las barreras que actualmente limitan o impiden a estudiantes de estas unidades académicas a acceder al almuerzo.
Aunque es siempre más cómodo descargar las responsabilidades «en el gobierno nacional» o en rectorado, lo cierto es que cada unidad académica es la responsable de decidir en qué invierte la porción del presupuesto que se le asigna; evidentemente en la facultad que alberga a la mayor cantidad de inscriptos en el año académico en curso, es donde menos importancia se le presta. Tanto en la cuestión comedores, como en la asignación y condiciones de cursada dentro del edificio.