Reclama que el Registro de Reincidencia le borre la condena a prisión perpetua por el asesinato de sus padres; se pregunta por qué “a tanta gente le interesa lo que pasó hace tantos años”.
En defensa de su honor, Sergio Schoklender demandó al Estado nacional. Reclama que borre del Registro de Reincidencia su condena a prisión perpetua por el asesinato de sus padres. Invocó también sus derechos a la dignidad y a la intimidad, atento el tiempo transcurrido desde aquella sentencia que recayó sobre sus espaldas.
Al acudir a los tribunales por la vía de un amparo, Schoklender invocó la Constitución Nacional. Afirmó que el proceder del Registro afecta sus “derechos constitucionales” ya que todavía informa sobre aquella condena a quien pida datos penales sobre él. Eso es injusto, sostuvo. Según argumentó, se trata de “un expediente que se encuentra terminado, vencido y cuya anotación registral [está] a todas luces caduca”.
El reclamo, que Schoklender presentó en los tribunales en representación propia ya que se recibió de abogado y psicólogo mientras cumplía la condena, recayó en el Juzgado en lo Contencioso Administrativo Federal N° 2, a cargo de Esteban Furnari, quien trasladó el planteo a la Fiscalía del fuero, y corrió vista al Ministerio de Justicia, que respondió antes de la feria judicial de invierno.
Según explicó Schoklender, todo aquel que se presente ante el Registro de Reincidencia y pida sus antecedentes penales recibe un informe en el que consta una copia de la sentencia del ya extinto Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal “Letra P” que lo condenó a perpetua, el 12 de marzo de 1985.
Convertido luego en mano derecha de Hebe de Bonafini –relación que terminó con ambos bajo investigación por presunta defraudación al Estado en el caso “Sueños Compartidos”-, Schoklender detalló que el organismo que depende del Ministerio de Justicia aporta incluso más datos sobre él. También entrega, precisó, una copia de la resolución por la que se ordenó su libertad condicional, el 28 de noviembre de 1995, tras una década en prisión.
Consultado por LA NACION, Schoklender dijo que acudió a la Justicia ante lo que definió como un “misterioso” cambio del Registro de Reincidencia. “Normalmente, cuando pedía el certificado para algún trámite, salía sin antecedentes, como correspondía dado el tiempo transcurrido desde aquella condena. Pero misteriosamente, en los últimos meses comenzaron a aparecer otra vez todos los datos de aquel expediente”, detalló.
Shocklender indicó que no cree que la reaparición de sus antecedentes penales responda a una motivación política, a raíz de cómo se enfrentó al kirchnerismo desde que estalló el escándalo por “Sueños Compartidos”. “Creo que lo ocurrido responde a un problema del sistema informático o de desidia administrativa, pero no de voluntad política”, aclaró. “Dicho eso, me iré a la tumba preguntándome por qué a tanta gente todavía le interesa lo que pasó hace tantos años”, abundó.
Un doble parricidio que signó una época
Para el momento en que Sergio Schoklender comenzó a recuperar su libertad, habían transcurrido 14 años y medio desde que él y su hermano Pablo habían asesinado a sus padres, Mauricio y Cristina, la madrugada del 30 de mayo de 1981. Luego escondieron sus cuerpos en el baúl del Dodge Polara bordó de la familia, que quedó estacionado sobre la avenida Coronel Díaz de la ciudad de Buenos Aires.
El doble crimen fue, según se supo con los avances de la investigación, apenas el final de una historia familiar oscurísima, que incluyó ribetes perversos y hasta un intento previo de asesinar a ambos de su hermano Pablo, rociándolos con nafta mientras dormían. Meses después, él y Sergio sí lo lograron.
Shocklender indicó que no cree que la reaparición de sus antecedentes penales responda a una motivación política, a raíz de cómo se enfrentó al kirchnerismo desde que estalló el escándalo por “Sueños Compartidos”. “Creo que lo ocurrido responde a un problema del sistema informático o de desidia administrativa, pero no de voluntad política”, aclaró. “Dicho eso, me iré a la tumba preguntándome por qué a tanta gente todavía le interesa lo que pasó hace tantos años”, abundó.
Un doble parricidio que signó una época
Para el momento en que Sergio Schoklender comenzó a recuperar su libertad, habían transcurrido 14 años y medio desde que él y su hermano Pablo habían asesinado a sus padres, Mauricio y Cristina, la madrugada del 30 de mayo de 1981. Luego escondieron sus cuerpos en el baúl del Dodge Polara bordó de la familia, que quedó estacionado sobre la avenida Coronel Díaz de la ciudad de Buenos Aires.
El doble crimen fue, según se supo con los avances de la investigación, apenas el final de una historia familiar oscurísima, que incluyó ribetes perversos y hasta un intento previo de asesinar a ambos de su hermano Pablo, rociándolos con nafta mientras dormían. Meses después, él y Sergio sí lo lograron.
Shocklender indicó que no cree que la reaparición de sus antecedentes penales responda a una motivación política, a raíz de cómo se enfrentó al kirchnerismo desde que estalló el escándalo por “Sueños Compartidos”. “Creo que lo ocurrido responde a un problema del sistema informático o de desidia administrativa, pero no de voluntad política”, aclaró. “Dicho eso, me iré a la tumba preguntándome por qué a tanta gente todavía le interesa lo que pasó hace tantos años”, abundó.
Un doble parricidio que signó una época
Para el momento en que Sergio Schoklender comenzó a recuperar su libertad, habían transcurrido 14 años y medio desde que él y su hermano Pablo habían asesinado a sus padres, Mauricio y Cristina, la madrugada del 30 de mayo de 1981. Luego escondieron sus cuerpos en el baúl del Dodge Polara bordó de la familia, que quedó estacionado sobre la avenida Coronel Díaz de la ciudad de Buenos Aires.
El doble crimen fue, según se supo con los avances de la investigación, apenas el final de una historia familiar oscurísima, que incluyó ribetes perversos y hasta un intento previo de asesinar a ambos de su hermano Pablo, rociándolos con nafta mientras dormían. Meses después, él y Sergio sí lo lograron.