La obra es del sacerdote Eduardo Pérez del Lago, quien viajará a Roma para la canonización que se llevará a cabo en el interior de la basílica de San Pedro el domingo 11 de febrero. La futura santa Mama Antula será la primera santa argentina.
Luego de la aprobación del segundo milagro que permitió que la actual beata pueda alcanzar la santidad, el presbítero Eduardo Pérez dal Lago comenzó a «escribir» el primer ícono de Antula en carácter de santa.
El presbítero Dal Lago es un sacerdote del clero de Buenos Aires. Es iconógrafo y se especializa en el diálogo entre fe y belleza. Es capellán de la iglesia del Corazón Eucarístico de Jesús y presidente de la fundación La Santa Faz.
Los símbolos del icono de Mama Antula
El sacerdote explicó que el iconógrafo se llama escritor de imágenes, “porque es como un lenguaje en el cual uno escribe a través de símbolos -no de palabras-, una vida, una historia, una santidad, y por eso, cuando se interpreta un ícono se dice que ‘se lee un ícono’».
Además, el autor resaltó que para hacer el ícono utilizó una tabla a la que se la unta con una arcilla que luego permite realizar un leve bajorrelieve y sobre esa arcilla se dora la madera con hojas de oro de 23 quilates. Luego se le saca un poco de brillo aplastando la hoja de oro con una piedra de ágata.
«El halo de santa de Mama (del quichua: Mamá) Antula traspasa la cornisa -que es el marco del ícono-, y es justamente porque la santidad trasciende lo humano, no tiene límites, se sale del marco, y ese cielo, esa vida transfigurada y luminosa se hace en oro que es el color y la materia que representa a Dios, la divinidad, con el material más noble que no se degrada, no se corrompe ni se oxida”, señaló Pérez dal Lago.
En tanto, precisó que dentro del ícono figura la Santa Casa de Ejercicios porque la futura santa siempre es representada en paisajes de Santiago del Estero, ‘donde ella allí inició su vida y apostolado’”.
En ese sentido, aseguró que si bien Antula vivió en Buenos Aires los últimos años de su vida, “su gran obra y legado fue la Casa de Ejercicios y los planos fueron hechos por ella misma”, agregó.
En la parte inferior del ícono, como fondo, figura un campo de trigo, que para el autor significan “tres aspectos antulianos: la Argentina, tierra bendita el pan; San Cayetano, el santo de la Providencia tan venerado por Antula, cuyas espigas de trigo fueron sumadas por la unión de obreros católicos en plena crisis económica del año 1930; y el fruto de los Ejercicios Espirituales, porque a la muerte de Mama Antula miles y miles de personas habían realizado los ejercicios renovando su vida de fe”, detalló.
Respecto al ropaje que utiliza Antula en la iconografía, el sacerdote explicó que el color negro puro no se usa nunca excepto para representar el misterio del mal. Es por eso que para colorear el hábito de Mama Antula, él mezcló un pigmento llamado negro de marfil con un azul lapislázuli para que diera un efecto de un color negro azulado; mientras que el reverso del manto es de color azulado.
Finalmente, el sacerdote subrayó: “Quise tener terminado el ícono para la canonización, porque voy a ir a Roma a la ceremonia. Y hasta ahora todas las imágenes decían beata Mama Antula, y esta es la primera que dice santa Mama Antula porque es la primera imagen que fue preparada para esta ocasión”.
¿Quién fue Mama Antula?
Mama Antula nació en Villa Silípica, hoy provincia de Santiago del Estero, en 1730, bajo el nombre de María Antonia de San José. Pertenecía a una destacada familia y comenzó su práctica religiosa al acercarse a los jesuitas.
La historiadora Graciela Ojeda de Río, quien desde 1980 se dedica a difundir la vida de la beata, contó a medios nacionales que «era una mujer de fe, laica, comprometida con la iglesia» y destacó que «como las primeras beatas de la historia, comprometidas y muy cultas, que leían, se instruían y hacían beneficio a la sociedad sin mirar a quien e intentaban llegar a todos los necesitados».
Por su parte, la biógrafa e investigadora de Mama Antula, Cintia Suárez, resaltó que la beata «eligió un camino distinto al estipulado para una mujer de esa época, que te casabas o entrabas como monja. Ella quería ayudar, servir a un sector de la sociedad desposeído y olvidado, pero no como monja. De hecho, no hace voto de obediencia, sí de castidad y de pobreza, pero no de obediencia en ninguna orden».
En 1760, reunió a un grupo de mujeres jóvenes y se dedicó a ejercer la caridad y colaborar con los jesuitas. En 1767, tras la expulsión de los jesuitas del Virreinato y de España comenzó a viajar de ciudad en ciudad por el nordeste argentino promoviendo ejercicios espirituales, como hacían los jesuitas.
En Buenos Aires quiso crear un centro de ejercicios espirituales, pero gente de la alta sociedad y el virrey de entonces, se opusieron. Entonces fundó en las afueras de la ciudad la que hoy es llamada Santa Casa de Ejercicios Espirituales, ubicada en la actual calle Independencia 1190.
«Fue la pionera de la defensa de derechos humanos porque se movilizó a favor de la gente, de los indios, de los mulatos, en una época en la que las clases sociales no se mezclaban y el esclavo no caminaba por la misma gente por la calle principal, en su casa ella logró mezclar eso», sostuvo Suárez.
Murió en 1799. Sus restos se encuentran en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Buenos Aires.
(Fuente: AICA.ORG)