En un diálogo con «La Última Rosca», el presidente de la Cámara de Comercio de San Javier, Adrián Laniski, ofreció una visión única sobre los desafíos que enfrentan las localidades fronterizas en el contexto económico actual. Desde el impacto de la pandemia hasta las implicaciones de proyectos de infraestructura como el puente prometido.
El presidente de la Cámara de Comercio destacó que, hasta hace poco, San Javier había experimentado un flujo constante de turistas brasileños que acudían a la ciudad para realizar compras. Sin embargo, desde mediados de enero, esta tendencia se revirtió drásticamente, con una caída del 90 al 95% en las ventas en marzo.
Esta disminución se atribuye principalmente a factores como el cambio desfavorable y la falta de rentabilidad para los turistas brasileños al realizar compras en San Javier. Ante la posibilidad de importar productos de la canasta básica, Laniski señaló que si bien podría ofrecer precios más competitivos para los consumidores, transformaría a los comerciantes locales en intermediarios. A pesar de esto, beneficiaría al consumidor final al proporcionar una gama más amplia de productos a precios más bajos.
«Los comerciantes somos simplemente intermediarios. Nuestro papel es facilitar el acceso a los productos para los consumidores, y la importación podría ofrecer una variedad más amplia a precios competitivos».
Adrián Laniski presidente de la Cámara de Comercio.
La conversación también abordó el tema del puente prometido en San Javier y su potencial impacto en la economía local. Aunque el puente sería beneficioso para la integración regional y el comercio, Laniski expresó su escepticismo debido a los obstáculos políticos y financieros que impidieron su realización hasta ahora.
El puente que uniría San Javier con Porto Xavier (Río Grande Do Sul) que remplazaría las travesías en balsa sigue un año más en «stand by» a pesar de haber sido anunciado en octubre del 2022. «Inicialmente se planteó que la obra sería financiada mediante un arancel, pero en última instancia, no tuvimos noticias de que esto se haya concretado», explicó.
En cuanto al cierre de la planta azucarera, que lleva tres años sin producir, Laniski mencionó que el cierre dejó un vacío en términos de empleo y actividad económica y atribuyó este cierre a múltiples factores, incluida la obsolescencia de la maquinaria y la disminución en la producción de caña de azúcar por parte de los productores locales.
«La pandemia exacerbó problemas preexistentes en la planta azucarera, lo que llevó a la conclusión de que ya no era rentable continuar con la producción», señaló. Aunque el gobierno provincial no atribuyó directamente el cierre a estos factores, la planta se reutilizó para otros fines, aunque su destino final aún no está claro.
En relación con la posibilidad de reutilizar la planta azucarera con fines turísticos u otros usos, el presidente expresó su esperanza de que se encuentre una solución que preserve este patrimonio histórico y contribuya al desarrollo económico local. «Es lamentable ver cómo un símbolo histórico como la planta azucarera queda abandonado. Esperamos que se pueda encontrar una solución que beneficie a la comunidad y revitalice la economía local», comentó.
«El puente sería una pieza fundamental para impulsar el comercio de frontera y mejorar la conectividad entre las localidades vecinas», concluyó.