Jorge Augsburger, el orgulloso padre de Leandro «Leo» Augsburger, relató la historia de cómo su hijo se convirtió en una estrella del pádel Misionero y que hoy representará a Argentina en el torneo Panamericano y compartió su perspectiva sobre el deporte y el sacrificio que implica.
En dialogo con RadioUp 95,5, el señor Augsburger compartió como fueron los inicios de su hijo en este deporte en el que hoy por hoy brilla a nivel internacional. “Todo paso muy rápido, en un abrir y cerrar de ojos, se nos fue el pibe”, contó emocionado.
“Yo jugaba al fútbol pero me lastimaba de la nada. Y bueno, apareció el Pádel y, tenía un tío que tenía cancha ahí por la avenida Tacuarí y me ofreció alquilar y bueno, ahí Leo empezó sus primeros pasos, tenía 4 o 5 años. Bueno, después dejé eso, pasó el tiempo y encontré un grupo con un amigo y a mi hijo le gustaba mucho el fútbol, le iba bien como arquero. Y después, lunes, miércoles y viernes yo salía para ir a jugar a la noche en una cancha y él quería ir. Y ahí empezó. Y ya algo tenía, para ser su primera vez a los ocho, nueve años. Intentó con el tenis pero no le gustó y seguía yendo conmigo”, comentó.
Leandro inició asistiendo a la cancha con su padre y a pesar de haber probado otros deportes como el tenis, se aseguró de demostrar que lo que verdaderamente le gustaba era el pádel, “él era chiquito y quería jugar y los grandes, siempre quieren jugar entre ellos, no con los chicos. Entonces él volvía a casa y le decía a la madre que yo no le dejaba jugar, lloraba, yo le decía que no le iba a llevar más. Ah, no sabés las peleas que tuvimos por eso”, aseguró entre risas.
Al poco tiempo encontró un amigo en Eldorado donde ganó su primer torneo local y desde entonces fue imparable, después de varios años ya había ganado varios torneos alrededor del país. “Leo se fue para España, nos llamó un sponsor de allá. Antes de irse, tuvo partidos en Buenos Aires y después en La Rioja y después en Paraguay, y bueno, fue todo tan rápido que ya había jugado para la selección argentina…”, afirmó Jorge.
Sacrificio y apoyo familiar:
Jorge destacó los sacrificios que tuvo que hacer para poder pagar los viajes de su hijo, “para ir a Córdoba y te sale 300 lucas. A la otra semana tenés otro torneo, te sale Buenos Aires, te sale 280. La próxima te sale en Salta y te sale 400 lucas. Yo vendí terrenos, las joyas de mi hija y mi mujer, hicimos pizzas, empanadas, todo para pagar los viajes”, afirmando que así como para muchos otros deportes, el apoyo del Estado y las autoridades es casi nulo. “Pedí que me ayudaran con el combustible y me dijeron que sí, esperé como una semana y nunca llegó. Cuando me fui, me dieron una campera que decía el nombre del ministerio, un pantalón de buzo que era del ministerio y una remera. Y me dijeron que por favor, si llegan a ganar, muéstrenla”, contó.
“Leo tuvo que dejar la escuela en segundo año porque los viajes no te dan tiempo. Pero desde chiquito él decía que iba a llegar a España y lo hizo”, afirmó. La dedicación, el esfuerzo y el talento lo llevaron a consagrarse como uno de los máximos referentes del pádel actual en nuestro país.
Aún después de las adversidades, Jorge asegura que esta feliz y que todo su esfuerzo valió la pena por ver a su hijo representando a Misiones a nivel mundial. “Son 176 viajes que hice desde que empecé con Leo hasta el día de hoy, que ahora estoy descansando. Pero bueno, hoy tenemos un misionero allá. A mí lo que me alegra es que ya tenemos a Misiones a nivel mundial, nos preguntan de donde somos y decimos, de Posadas. ¿Y eso dónde quedas? Oh, era en Argentina, en una provincia donde están las cataratas. Ah, sí, sí, sí, bueno, tenemos el nombre muy en alto así que estamos felices”, comentó.
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