Este sábado 9 de noviembre se cumplirá el 7mo aniversario de la muerte de Facundo Sequeira, un joven deportista de Azara encontrado muerto en una celda de la comisaría local, apenas 45 minutos después de ser detenido en 2017.
La versión oficial sostiene que Facundo se quitó la vida, pero su padre, José Sequeira, continúa alzando la voz para denunciar la falta de respuestas claras y expresar su convencimiento de que “se les fue la mano” a las autoridades durante la detención.
En diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5, Sequeira detalló sus dudas sobre el caso de su hijo, insistiendo en que nunca confió en la versión oficial que sostiene el suicidio. “Yo siempre tuve una desconfianza. Se les fue la mano de las autoridades con los jóvenes, como imponiendo autoridad de mano dura”, declaró el padre, quien en estos años mantiene una lucha desde la precariedad económica y social por la justicia para su hijo.
Facundo, según el informe policial, fue encontrado colgado en el baño de la celda, usando un par de medias de fútbol atadas a la reja de un ventiluz. Sin embargo, José consideró esta versión inverosímil. “Lo encontré colgado sobre un par de medias”, relató José, quien añadió con incredulidad: “Es algo impresionante, porque tenía una reja para el lado de afuera del ventiluz, y sobre el ventiluz estaba atado aquel trozo de media. Para soltar más de dos metros hacia ese nudo, no sé…”.
José explicó que esta escena parecía calculada, ya que el ventiluz estaba muy alto y no había manera de que Facundo llegara sin ayuda. Al preguntarle si había algún banco o banqueta en la celda que hubiera permitido a Facundo alcanzar el ventiluz, recordó: “Yo encontré ahí sobre la celda, al costado, había un banco de cemento y unos colchones viejos tirados”.
Sequeira también recordó las heridas que vio en el cuerpo de su hijo tras la autopsia. “Le pregunté si tenía un golpe sobre la cabeza, sobre el cuero cabelludo, y dice que tenía un golpe”, afirmó. Esta revelación agregó más peso a sus sospechas de que Facundo sufrió abuso físico en la comisaría. Según José, los golpes en la cabeza y la rapidez con que su hijo fue encontrado sin vida sugieren que “a Facundo lo golpearon”.
Para la familia, este es uno de los puntos más oscuros de la investigación: la causa no avanzó y las evidencias son escasas. José manifestó su indignación: “No presentaron nada. Las fotos y el chip de las fotos que sacaron; nos tuvieron con poca ayuda, poca colaboración”. El padre hizo referencia a fotos de la autopsia y los estudios forenses que esperaban recibir, pero que nunca llegaron a sus manos ni aportaron claridad al caso.
La desesperación de José también se enfoca en la situación de los policías que estaban de guardia el día que murió Facundo. Cuando se le preguntó qué había pasado con ellos, señaló: “Que yo sepa, algunos fueron trasladados. Lo que me contaron es que unos están acá y otros fueron trasladados a otros lugares”. A su sorpresa, algunos de los cinco agentes siguen en funciones en la misma comisaría. “De esos cinco que estaban de guardia, algunos siguen trabajando en Azara, en la misma comisaría”, subrayó.
Por otro lado, José relató que la justicia parece haberse olvidado de su caso. En estos siete años, apenas tuvo contacto directo con el juez que en su momento fue responsable de la causa, Miguel Ángel Faría. “En siete años lo vi una sola vez”, confirmó José. “Fuimos a Apóstoles con la doctora Sosa y lo vimos una vez, no más. Desde entonces, nada”.
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La causa de Facundo, inicialmente en manos del juez Faría, fue trasladada después al Juzgado de Instrucción N°5 de Alem. Sin embargo, José asegura que ni él ni su abogada recibieron novedades ni actualizaciones. “Pasaron seis, siete meses desde que sucedió esto, y cuando voy la primera vez, los papeles, las descargas de lo que ellos tenían, los papeles de la pericia, eso estaban todos archivados arriba de un armario, ni en computadora”, lamentó.
La falta de información, sumada a los obstáculos económicos, debilita el avance del caso. “La justicia no nos quiere ver, ya nos quiere ver terminados. Somos de pocos recursos y nos falta el dinero que, ya sabe, hace falta para todo esto”, expresó José, refiriéndose a la situación financiera de su familia y cómo esto les impide contratar peritos o servicios adicionales para investigar a fondo.
“Una vez, cuando el expediente todavía estaba en Apóstoles, tuvimos que buscar los papeles nosotros mismos”, reveló. Gracias al apoyo de la abogada Sosa, lograron obtener algunos documentos y mover el caso al juzgado de Alem, pero desde entonces no ha habido grandes avances. José asegura que las pruebas de la autopsia y la evidencia fotográfica, cruciales para entender lo sucedido, continúan inaccesibles.
A siete años, una herida sin cerrar
Sequeira no pierde la esperanza de encontrar justicia, aunque su dolor es palpable. En este nuevo aniversario, exige una investigación real y rigurosa que esclarezca la muerte de su hijo. Para él y su familia, el caso de Facundo representa el abandono de una justicia que, como apuntó, “poco nos da interés”.
A siete años de aquel 9 de noviembre, Sequeira sigue luchando, convencido de que su hijo “no se suicidó. A Facundo lo golpearon”.