La comunidad de la Capilla Santa Cecilia, ubicada en la intersección de Avenida Aguado y calle Brasil, se prepara para celebrar con mucha fe la Fiesta Patronal en honor a su patrona el próximo 22 de noviembre.
Bajo el lema «Junto a Santa Cecilia peregrinamos con esperanza», se ha organizado una novena de oraciones que comenzó el 13 de noviembre y concluirá un día antes de la fiesta patronal.
La novena tiene un enfoque especial cada día, invitando a los fieles a rezar por diversas intenciones:
- 18/11: Por los enfermos y ancianos.
- 19/11: Por los músicos.
- 20/11: Por los medios de comunicación.
- 21/11: Por los ministerios de música.
Las celebraciones litúrgicas se llevarán a cabo diariamente a las 19:00 horas, precedidas por el rezo del Santo Rosario. Este programa busca reunir a la comunidad en oración y reflexión, promoviendo valores como la esperanza y la unidad.
Santa Cecilia, reconocida como la patrona de los músicos, es una figura de gran devoción en esta capilla, que se prepara para recibir a feligreses locales y visitantes en esta significativa fecha.
¿Quién fue Santa Cecilia?
Cecilia fue una joven romana nacida entre fines del siglo II y comienzos del siglo III a.C., una época en la que el cristianismo era apenas tolerada en su sociedad, dado que el culto oficial todavía aún eran las deidades locales. Según trascendió, Cecilia optó por la nueva fe que se extendía en el imperio. Conectaba con Dios a través de la música y los cantos de su voz privilegiada. Aunque en su voluntad estaba no casarse para otorgar su virginidad a Cristo, sus padres tuvieron otra idea y la desposaron con un joven pagano, llamado Valeriano.
La mujer que sería santa le dio un mensaje claro en la noche de bodas: “Tengo que decirte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias. En cambio, si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí”. De esta forma, le daba su voluntad de continuar virgen como muestra de devoción divina.
Valeriano accedió con la condición de que le mostrara al ángel. Cecilia le contestó que para verlo bastaba con que él creyera en el Dios vivo y verdadero y recibiera el bautismo. Su flamante esposo accedió y fue instruido y bautizado por el obispo de Roma, el papa Urbano I. Por la convicción del joven romano, también se bautizó su hermano, llamado Tiburcio. Una vez conversos, ambos se dedicaron a enterrar los cuerpos de cristianos que eran asesinados por las autoridades.
La persecución se incrementó y alcanzó a Cecilia, Valeriano y Tiburcio. Primero fue sobre los hombres, quienes fueron ejecutados por esgrimir la fe de Cristo. Cuando llegó el turno de la mujer, se le ordenó que volviera al culto de Júpiter, Marte y Juno, algo a lo que ella se negó, y que le valió una condena de muerte.
En este punto sucedieron los hechos que cimentan su liturgia: comunicándose con Jesús a través del canto, Cecilia logró sortear la muerte en sus dos primeras ejecuciones, en la que intentaron ahogarla y luego hundirla en agua hirviente. La tercera vez intentaron degollarla, y según se cree, tres veces falló la espada sobre la cabeza de la joven. Aunque quedó herida, vivió tres días más, antes de ser enterrada como cristiana por el papa Urbano.
El culto de Cecilia creció en Roma a medida que se masificó la religión cristiana, tolerada legalmente a partir del edicto de Milán del año 313. En el siglo V, la Basílica de Santa Cecilia se edificó en el barrio Trastévere de esta ciudad europea. Quienes entran allí pueden ver la famosa representación del escultor Stafano Maderno, donde se ve a la santa recostada sobre el lado derecho, como si estuviera dormida.
El papa Gregorio XIII nombró a Santa Cecilia patrona de los músicos en 1594, ya que había mostrado un amor especial hacia esta disciplina en sus cantos, los cuales le habían dado un contacto directo con Jesús, y le protegieron la vida en varias ocasiones. Por el amor que mostró hacia el arte como forma de salvación, su nombre quedó asociado a la música para siempre.