El comisario Diego Miranda, al frente de la División Infantería de Oberá, habría acosado nuevamente a dos mujeres policías. En 2018 el mismo oficial ya fue denunciado por abuso sexual en perjuicio de otra subalterna. También fue denunciado por el juez de Paz de Alba Posse.
Una oficial y una cabo que prestan servicio en la División Infantería de Oberá denunciaron por acoso sexual al comisario Diego Miranda, quien fue relevado del cargo por la Jefatura de la Policía de Misiones.
Las denuncias fueron radicadas ante Asuntos Internos, en Posadas, con pruebas que serían contundentes, mencionó un vocero.
En principio la superioridad separó del cargo al sospechoso y le otorgaron licencia anual, aunque en las próximas horas podrían imponer algún tipo de sanción administrativa.
A partir de ahora la investigación del hecho tendrá dos carriles, el interno y el penal, esto último a cargo de la Comisaría de la Mujer de Oberá con intervención del Juzgado de Instrucción Uno.
Por el momento los detalles del caso se mantienen en reserva para no entorpecer el avance del mismo. Para los próximos días serán citadas las subalternas, el acusado y otros testigos que podrían ser importantes para la investigación.
Sí trascendió que los hechos de acoso se habrían producido en la propia cede de Infantería, frente el Parque de las Naciones, lugar donde el implicado se hallaba residiendo.
Tampoco es un dato menor que en los últimos ocho años el comisario Diego M. fue varias veces denunciado por presuntos hechos de hurto, cohecho, amenazas, acoso y abuso sexual.
Entre los antecedentes sobresale una denuncia radicada a mediados del 2018 por una subalterna que lo denunció por amenazas, acoso y abuso sexual cuando cumplía funciones en San Francisco de Asís. Por ello estuvo un tiempo en disponibilidad.
Así, se explica que, contando con los años de servicio para acceder a la máxima jerarquía de oficiales, aún es comisario. Precisamente, sus antecedentes condicionaron su ascenso en la fuerza, aunque siguió prestando servicio.
El jefe de los antecedentes insólitos
A mediados de octubre de 2021, Diego M. fue denunciado por los padres de dos menores, de 11 y 16 años, el segundo con discapacidad, quienes habrían sido víctimas de apremios en un procedimiento realizado en la localidad de Santa Rita, cuando el citado estaba al frente de Infantería de Colonia Acaraguá.
Apenas días antes fue denunciado por intento de cohecho, apremios y amenazas en perjuicio de un hombre de 44 años residente en Santa Rita. También lo denunció el juez de Paz Alba Posse, Augusto Zapani.
Respecto a la detención del nene de 11 años, en la denuncia los padres indicaron que el pequeño jugaba con amigos con una moto de 50 centímetros cúbicos cuando fue interceptado por una patrulla al mando de Diego M.
«El papá le regaló una motito para chicos y estaba jugando con los amigos. El jefe de Infantería le paró a los gritos, le sacó la gorra de un manotazo y le agarró del cuello. Los amigos corrieron, sólo se quedó el chico de 16 que es hipoacúsico, al que también agredieron. A los dos los subieron al móvil y los llevaron a la comisaría», relató un familiar del más pequeño.
Y agregó: «Si la Policía considera que el chico cometió una infracción debe llamar a los padres y aplicar la sanción que corresponde, pero nada les da el derecho a tocar a los chicos».
«Tuve miedo de la Policía»
Por otra parte, en un hecho registrado días antes, Argentino Parra comentó que llegó a su casa en Santa Rita después de la jornada laboral y su esposa estaba descompuesta, por lo que se dirigió a la farmacia para comprar un medicamento.
«Ya volvía cuando me paró un control a cargo de personal de Infantería de Acaraguá. Como salí rápido no tenía los papeles, pero le dije al policía y le mostré mi casa, que se veía a 200 metros porque tenía prendido el foco del frente. También le mostré el remedio que compré. El subalterno le comentó al jefe, (entonces subcomisario) Diego M., y autorizó que vaya a buscar los papeles. Fui corriendo y traje todo, pero la moto ya no estaba más», relató Parra entonces, en diálogo con El Territorio.
Sorprendido, porque un par de minutos antes le autorizaron a buscar la documentación requerida, el vecino preguntó dónde estaba su moto y le dijeron que ya la habían trasladado hasta la sede del Comando.
«Le expliqué otra vez al subcomisario mi situación y le pedí que me dé una mano, pero me respondió: ‘la mano que te voy a dar es la multa. Si no tenés 2000 pesos, hasta preso podés quedar’. Le dije que no tenía esa plata, que quede nomás la moto. En eso el mismo jefe me dio un sopapo y el otro policía me dobló el brazo, caí al pasto y ahí el jefe me pegó un rodillazo en las costillas y me esposaron como si fuera un delincuente», agregó.
Parra fue trasladado al Comando y después a la comisaría de Alba Posse. Llamativamente, alrededor de las 22.30 fue liberado y le entregaron la moto, lo que ratifica la irregularidad del procedimiento. Luego radicó una denuncia por golpes, intento de cohecho y privación ilegítima de la libertad.
«Hace 25 años que vivo acá, todos me conocen y nunca tuve problemas con la autoridad. Pero esa noche me maltrataron injustamente y tuve miedo de la Policía», lamentó.
Denuncia del juez de Paz
La situación padecida por Parra llegó a oídos de Augusto Zapani, juez de Paz de Alba Posse, con jurisdicción en la zona, quien entonces expresó su preocupación por la «impunidad que goza Diego M., sobre el cual pesan innumerables antecedentes. Yo mismo lo denuncié por hurto, cohecho y amenazas», expresó.
En una anterior entrevista con El Territorio, el magistrado confirmó que dichos expedientes se tramitaron los diferentes juzgados de instrucción de la jurisdicción y tuvieron seguimiento de Asuntos Internos de la Policía.
Entre los antecedentes que posee el cuestionado oficial, el juez de Paz mencionó que tiempo antes habría hurtado elementos de un coche secuestrado y los colocó en su propio vehículo, lo que derivó en una denuncia y tuvo que devolver lo sustraído.
También aseguró que en otra oportunidad se apropió de un cuatriciclo y lo ploteó con la identificación de la Policía de Misiones.
Zapani recordó que en 2016 denunció a Diego M. por amenazas, causa que se instruyó en el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá. A raíz de aquel hecho el magistrado vivió un mes con custodia.
Agregó que luego, a mediados de 2020, «en plena pandemia lo denuncié por una situación con camiones con soja. Ese expediente está en el Juzgado de Instrucción Dos de Oberá».
«En la Jefatura de Policía están al tanto de los antecedentes de este funcionario. Alguien tiene que intervenir, no se puede seguir mirando para otro lado», opinó el juez hace tres años.
Acoso y abuso sexual a otra subalterna
Entre las denuncias que pesan sobre el citado comisario sobresale una por amenazas, acoso y abuso sexual radicada a mediados del 2018 por una subalterna, expediente que recayó en el Juzgado de Instrucción Uno de Oberá.
La mujer y esposo se desempeñaban en una dependencia del paraje San Francisco de Asís, sobre ruta Provincial 8, ubicada a unos 15 kilómetros de la localidad de Alba Posse. En ese contexto laboral la policía aseguró haber sido víctima de su jefe, Diego M., quien sistemáticamente la habría acosado y presionado para mantener relaciones sexuales.
Ante la reiterada negativa de la mujer, el oficial habría llegado a amenazarla con trasladar a su esposo a un destino lejano para separar a la familia. Asimismo, tal como denunció oportunamente, el acusado trataba de quedarse solo con ella y la acosaba, al extremo que en una oportunidad le habría exhibido sus partes íntimas y le manifestó que le practicara sexo oral.
Radicada la denuncia, la pareja de policías fue trasladada a otra dependencia de la jurisdicción de Alba Posse. Luego de la difusión del caso la Jefatura ordenó el pase a disponibilidad del sospechoso, aunque luego retomó sus funciones en otra dependencia.
El persistente acoso fue personal y a través de mensajes de Whatsapp que habrían sido vistos por el marido de la señora. «Le llegó a decir que si no accedía a estar con él me iba a trasladar lejos y ella se iba a tener que quedar sola con nuestro hijo. ‘Si no estás conmigo, van a sufrir vos y tu familia’ le dijo», relató el esposo.
Del acoso y las amenazas, el acusado habría pasado a un intento de abuso sexual, según se cita en la denuncia. «En una oportunidad se bajó el pantalón y le dijo que le haga sexo oral. Mi señora logró salir y me avisó llorando», lamentó.
Daniel Villamea