El psicólogo Nicolás Mussi abordó un tema clave que afecta tanto a quienes ejercen tareas de cuidado en el ámbito familiar como a los profesionales de la salud: el desgaste emocional y la sobrecarga de quienes asumen estas responsabilidades. Hizo un llamado a “hablar y compartir las cargas porque es algo clave, es fundamental cuidar a los que nos cuidan”.
En diálogo con el programa “El País de la Libertad” de Radio Up, Nicolás Mussi, psicólogo y columnista del programa, subrayó la importancia de reconocer y apoyar a estas personas, destacando que “cuidar a los cuidadores es esencial, porque aunque nos cuidemos solos, también es cierto que el cuidado es grupal, es colectivo” y destacó que “es bueno entender que la vida es una sola, que es necesario descansar para poder estar bien con los demás”.
El psicólogo hizo hincapié en la “naturalización del cuidado que, según él, está “muy ligado a las tareas domésticas” ya la expectativa social de que ciertos miembros de la familia, usualmente mujeres, asuman estas responsabilidades sin cuestionamientos. “Está naturalizado y se espera también a nivel social, que una de los hijos se haga cargo, que limpie, cuide, vaya al super, es como que todo lo mismo, y los otros miembros de la familia no lo hacen”, señaló, subrayando que “en nuestra sociedad, las tareas de cuidado están muy feminizadas, o quedan en manos del hijo solteron, de la hija más grande”. Esta dinámica, explicó, invisibiliza el esfuerzo y desgaste que conlleva, llevando a muchas personas a un estado de agotamiento físico y emocional.
Mussi mencionó dos situaciones comunes que encuentra en su consultorio: familiares que, después de meses de cuidar a un ser querido, “caen en la cuenta de que están muy cansados, muy agotados y es porque la dinámica de vida es todos los días la misma, sin descanso”, y profesionales de la salud que enfrentan una sobrecarga laboral debido a la creciente demanda ya la falta de recursos humanos. “Cada vez lo vemos con más frecuencia, en enfermeras o en personas que trabajan como cuidadores las 24 horas, y decimos ´bueno pero a la noche duerme’ y sin embargo esa persona también tiene una vida que atender, que responder” señaló, destacando que esta sobrecarga es “una característica de todo personal que está laburando en el área de salud”.
El desgaste emocional, agregado, puede llevar a una despersonalización y falta de valoración del trabajo de cuidado. “Hay un impacto en la persona que está cuidando, y eso lleva a lo que conocemos como el síndrome de Burnout o de cabeza quemada, es decir que se produce un agotamiento mental muy importante”, explicó. Mussi también mencionó que este fenómeno no es exclusivo del ámbito profesional, sino que afecta a cualquier persona que asuma roles de cuidado, remunerados o no. “Esto no solo afecta al personal de salud, afecta a los miembros de las familias, a las personas que están constantemente ocupadas o con la cabeza en muchas cosas a la vez”.
El psicólogo Mussi enfatizó la importancia de “hablarlo y de socializar las cargas entre los diferentes miembros de la familia, para poder salir de esta invisibilización o empezar a desnaturalizar que una sola persona es la responsable de hacer todo”.
“Juntarse entre los miembros de una familia, hablar con los cuidadores y los que está siempre, preguntarle como se sienten, como pueden ser ayudados” sugirió, además de dividir las tareas equitativamente cuando se trata de cuidadores no remunerados. También destacó la necesidad de ofrecer pausas y descanso adecuados a los cuidadores, evitando sobrecargarlos con tareas adicionales.
Finalmente, Mussi concluyó que el bienestar de los cuidadores debe ser una prioridad, ya que “si descuidamos eso, terminamos sobrecargando a una persona que puede sufrir consecuencias graves”. Además, reflexionó sobre cómo los profesionales de la salud también deben cuidar de sí mismos, reconociendo que “el cuerpo también está ahí, a veces nos olvidamos”.
Todas las semanas, al cerrar su columna, el psicólogo sugiere una canción que facilite la reflexión de lo charlado, en esta oportunidad la canción elegida fue la siguiente: