El Parque Nacional Iguazú, uno de los destinos más emblemáticos de la provincia y del país, enfrenta una nueva amenaza a su biodiversidad. Investigadores detectaron la presencia de tuberculosis bovina, causada por la bacteria Mycobacterium bovis, en cinco animales silvestres, entre ellos monos y coatíes, en las áreas turísticas del parque.
El Instituto Nacional de Medicina Tropical (INMeT-ANLIS), el Instituto de Biología Subtropical (IBS-UNAM-CONICET), el Instituto Misionero de Biodiversidad (IMIBIO) y el Refugio de Animales Silvestres Guirá Oga lideraron la investigación que identificó la tuberculosis bovina en estos animales.
Según los especialistas, la infección por Mycobacterium bovis en la fauna silvestre representa un desafío significativo, ya que la bacteria puede propagarse mediante diversas vías: inhalación de partículas contaminadas, contacto directo y consumo de productos de origen animal sin procesar. Esto presenta un riesgo tanto para la fauna del parque como para el ecosistema en general.
Los investigadores señalaron que la aglomeración de animales silvestres en las zonas de mayor tránsito turístico, donde los visitantes suelen ofrecer comida, podría estar facilitando la transmisión de esta enfermedad zoonótica. Este hábito de alimentación antropogénica altera el comportamiento natural de los animales y crea puntos de alta densidad de población, lo que, en este caso, parece haber acelerado la propagación del patógeno.
Si bien el riesgo de transmisión directa de tuberculosis bovina de animales a visitantes se considera bajo debido a la corta permanencia de los turistas, el peligro latente genera una preocupación legítima. Los expertos en salud pública advirtieron que cualquier brote de una enfermedad zoonótica en un parque de alto tráfico turístico podría tener consecuencias para la imagen del lugar, afectando el flujo de visitantes y, en última instancia, la economía local.
El Parque Nacional Iguazú ya inició mesas de trabajo para evaluar estrategias de contención, aunque aún no se han implementado medidas concretas de restricción de acceso a áreas específicas ni un control efectivo sobre el contacto de los animales con la comida. Las autoridades están sopesando medidas que van desde la concientización del público hasta posibles modificaciones en la infraestructura del parque para reducir la interacción entre visitantes y fauna local en los puntos de alimentación.
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Un desafío para la conservación y la sostenibilidad
La aparición de tuberculosis bovina en el Parque Nacional Iguazú pone en relieve la vulnerabilidad de los ecosistemas cuando se altera la relación entre animales y humanos. El Parque, además de ser Patrimonio Mundial de la Humanidad, alberga una biodiversidad única en la región.
Los coatíes y monos que se encuentran infectados no solo son especies clave en el ecosistema local, sino también parte del atractivo turístico del lugar. Su salud y bienestar son fundamentales para la conservación de la biodiversidad y para el equilibrio ecológico de la zona.
En las próximas semanas, las autoridades del Parque y los equipos científicos continuarán evaluando los métodos de contención y prevención más adecuados. Los expertos en zoonosis y conservación sostienen que el refuerzo en la vigilancia de salud animal, la reducción de las aglomeraciones de fauna en zonas turísticas y la educación al público sobre la importancia de evitar alimentar a los animales silvestres serán fundamentales para mitigar la situación.