Para el productor tealero Cristian Klingbeil es incomprensible y demencial “el capricho de la política” con la prohibición del glifosato, siendo que para su reemplazo imponen un insumo que no está homologado en el país y que tomaría al menos 2 años, su aprobación en Estados Unidos, el principal comprador del 90% de las cosechas de té argentino.
En un contexto en el que se agrava la crisis del sector tealero, por la sobreproducción que estaría relacionada con la caída del principal mercado del sector –Estados Unidos– algunos dirigentes agrarios de la provincia de Misiones salieron a cuestionar la Ley provincial de Bioinsumos, que prevé la prohibición del uso de glifosato en un plazo de dos años.
Como informó www.radioup.com.ar la Asociación del Té de Estados Unidos advirtió por nota a la Cámara de Elaboradores del Té Argentino (CETA) el pasado 23 de agosto, que adoptar bioherbicidas no aprobados por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) en reemplazo de herbicidas químicos como el glifosato (homologados desde hace más de 50 años), acarrearía una prohibición de importar materia prima argentina.
Ello conlleva a la pérdida del principal mercado para los productores tealeros argentinos, la mayoría de los cuales son misioneros: se estima que el 90% de la producción de té se exporta y de lo exportado, el 66% lo adquieren empresas de Estados Unidos.
En diálogo con Radio Up 95.5, Klingbeil se refirió a un punto muy controversial de la norma impulsada por el diputado provincial y exgobernador Carlos Rovira en la Legislatura misionera, que tiene que ver con los plazos. Es que la ley de bioinsumos establece que en dos años, todos los herbicidas e insumos químicos deberán ser reemplazados por bioherbicidas y bioinsumos que en Misiones son fabricados por una sola empresa –Agro Sustentable–, pero la EPA norteamericana tardaría no menos de ese mismo periodo –dos años– en aprobar cultivos que empleen un producto nuevo.
“¿Cómo vas a querer imponerle a Estados Unidos o al país que sea, que te compre una producción como la del té, o cualquier producción vegetal, utilizando un producto, sea un bioinsumo, o un químico, que ni siquiera lo tenés aprobado en tu país?”, disparó Klingbeil, dando por tierra con uno de los argumentos de los defensores de la ley, la supuesta aprobación nacional de los bioinsumos de Agro Sustentable.
“Si en tu país no tenés aprobado (los bioinsumos) con que argumento le decís al comprador esto es excelente ¿Qué aprobación tiene? Ninguna. Están locos”, fustigó Klingbeil y añadió: “Si tenés 5, 50 o 100 millones de clientes que te compran un X producto, ¿vas a poner algo que no sabes qué carajo tiene?”
En línea con el planteo de numerosas asociaciones de productores agropecuarios de Misiones y entidades nacionales, que fueron a la justicia para declarar inconstitucional la Ley de los Bioinsumos, Klingbeil insistió en que no se trata de defender los herbicidas químicos, o en particular, el glifosato, sino de que los tealeros y yerbateros no cuentan con otra herramienta de control de malezas que sea segura y que esté aprobada en todo el mundo, con lo cual no se verían afectadas las exportaciones.
“Nuestro problema es no es el glifosato, que usemos el glifosato. El problema es que no usemos glifosato. Eso es una locura, una cosa que no entiendo, esos caprichos de la política. Yo no soy un defensor de glifosato, pero hoy no hay otra herramienta. Y en el mundo está aprobada la utilización”, remarcó Klingbeil.
Asimismo, Klingbeil insistió: “Nosotros en el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) tenemos muy regulado el uso de glifosato. Está muy controlado. Tenemos capacitación en el manejo de toda la cuestión de agroinsumos. Y eso nosotros, mejoramos mucho de 10 años para acá, la eficiencia del uso de glifosato. Disminuimos al 30% de lo que usábamos antes. Así que no encuentro el motivo de la prohibición”, sostuvo el dirigente tealero.
Admitiendo que quizás falte capacitación en otras actividades como la yerbatera, Klingbeil aseguró que la tarea de capacitar en el uso de agrotóxicos, la estaba haciendo bien el equipo técnico que estaba en el INYM (Instituto Nacional de la Yerba Mate), Ahora falta profundizar un poco más y capacitar para que se disminuya el uso (de glifosato) hasta que aparezca (un producto) que sea un buen sustituto, que económicamente no nos mate y que se apruebe en todo el mundo”, subrayó Klingbeil.
En ese escenario, con un bioherbicida eficaz y homologado en mercados internacionales importadores de brotes de té, según Klingbeil, los propios productores adoptarán el nuevo producto y descartarán el glifosato. “No necesitamos una ley que nos prohíbe el glifosato, nosotros solitos nos cambiamos de producto si hay algo eficiente, económico y que se apruebe en el mundo. Nosotros solos cambiamos. No es necesario que nadie nos venga a prohibir”, reflexionó Klingbeil.
Por último, el dirigente tealero recomendó modificaciones a la ley provincial de los bioinsumos, para que no se perjudique la exportación tealera. Que sigan “con la promoción de los bioinsumos, perfecto. Pero sacame el artículo 7 de la (ley de bioinsumos que fija la) prohibición del glifosato”, pidió Klingbeil a los diputados provinciales, al tiempo que planteó que otra alternativa sería prolongar a 10 o 15 años, la vigencia total de la prohibición de los herbicidas químicos.