Monseñor Jaime Spengler, presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil y arzobispo de Porto Alegre, advertió sobre la disminución del número de católicos en Brasil. Este fenómeno se convirtió en motivo de preocupación para los obispos del país.
En el censo de 2010, los católicos representaban el 61% de una población cercana a los 200 millones de habitantes: Brasil tenía entonces aproximadamente 122 millones de católicos, el mayor número de cualquier país. De ahí el título “el país más católico del mundo”. Cabe recordar que hace treinta años Brasil tenía un 89% de católicos…
En 2021, la población era de 215 millones: con menos del 50%, el número de católicos podría caer por debajo de los 100 millones. Ahora bien, México tiene poco más de 100 millones de fieles católicos, por lo que tomaría el lugar de Brasil convirtiéndose en el “país más católico del mundo”.
Durante el Sínodo sobre la Amazonía, la cuestión de esta disminución constante de fieles y sus causas no se abordó realmente. Es cierto que algunos obispos lanzaron advertencias sobre el continuo crecimiento del protestantismo pentecostal, pero se enfrentaron al devastador ecumenismo.
Dicho Sínodo fue una oportunidad para descubrir la desconcertante traición de un gran número de miembros del clero que redujeron la acción evangelizadora a un simple ejercicio de diálogo interreligioso. Por ejemplo, un misionero, el Padre Corrado Dalmonego, celebró el hecho de ser el director de una “misión de presencia y diálogo” en la que nadie fue bautizado en 53 años.
Para una visión más general de este terrible desastre, o más bien de esta traición organizada en torno a la teología de la liberación o teología indígena, el lector puede consultar nuestro “Expediente sobre el Sínodo de la Amazonía”.
Allí descubrirá -o redescubrirá- un Sínodo centrado en la ecología, terriblemente contaminado por los ritos ofrecidos a la Pachamama, e incluso por el rito bastardo de la “Misa de la tierra sin males” que tuvo lugar el 12 de octubre de 2019 en la iglesia de Santa María en Traspontina, en presencia de las famosas estatuas pachamamescas.
La situación de hemorragia de fieles preocupa a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), que se ve enfrentada a un escenario difícil en la lucha contra el éxodo de católicos a sectas protestantes. “Tenemos que tomar en cuenta estas cifras”, declaró Monseñor Spengler, quien también es presidente del Consejo Episcopal para América Latina y el Caribe (CELAM).
El arzobispo llamó a los fieles, sacerdotes, religiosos y religiosas a reflexionar sobre cómo ser “la sal de la tierra”. Es necesario, añadió el arzobispo, “encontrar un lenguaje capaz de proponer el mensaje a los adolescentes, jóvenes y adultos de hoy, en un contexto social marcado por inmensas desigualdades, pero también por extraordinarios avances tecnológicos”.
(Fuente: fsspx)