Diego Golombek, es biólogo e investigador del CONICET y reveló que un buen descanso, horas de dormir y sueño, no solo son esenciales para la salud, sino que tiene un impacto directo en la productividad y, por ende, en la economía de un país. “Si logramos que toda la población argentina durmiera siete horas, tendríamos un aumento en el PBI de un 1,3%”, sostuvo el especialista.
En diálogo con el programa “El País de La Libertad” de Radio Up 95.5, el especialista Diego Golombek explicó que según un modelo económico desarrollado en conjunto con economistas, si los argentinos durmieran al menos siete horas por noche, el Producto Bruto Interno (PBI) de la nación podría aumentar en un 1,3%. Este hallazgo pone en evidencia cómo un hábito tan simple como dormir adecuadamente podría tener beneficios económicos significativos.
Diego Golombek, experto en los estudios del sueño, explicó que “el sueño no es solo descansar, sino que de ese descanso depende que estemos menos cansados, de mejor humor y, sobre todo, rindamos mejor en el trabajo”. Según el investigador, dormir lo suficiente no solo reduce el ausentismo laboral y mejora la eficiencia, sino que también reduce la cantidad de accidentes laborales, haciendo que el impacto de un buen descanso sea evidente en términos tanto individuales como colectivos.
Además destacó que este análisis fue realizado a partir de un modelo económico, y aunque los datos no son experimentales, se basan en estudios previos realizados en otros países que muestran resultados similares. “Si logramos que toda la población durmiera al menos siete horas por noche, la productividad aumentaría notablemente”, afirmó el biólogo, quien subrayó que los modelos económicos con los que trabajaron calculan que este aumento de horas de sueño se traduce en una mejora del PBI de “un poquitito menos de un 1,3%”.
Golombek indicó que otros estudios realizados a nivel mundial muestran que el incremento en las horas de sueño recomendado puede generar un crecimiento económico de entre 1% y 3% en países como Estados Unidos, Japón y algunos de Europa. “Lo que está claro es que el sueño no es solo un tema de bienestar personal, sino también de beneficio social y económico para toda la sociedad”, explicó.
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El Poder de la Siesta Breve
Uno de los aspectos más interesantes que destacó Golombek en la entrevista fue la importancia de las siestas cortas para mejorar el rendimiento. A pesar de que, en algunas regiones del mundo, como en los países mediterráneos o en el norte de Argentina, las siestas largas son una tradición cultural, el investigador asegura que “la ciencia muestra que la siesta más beneficiosa es la breve, de unos 20 a 25 minutos”.
El especialista subrayó que este tipo de descanso breve tiene efectos inmediatos sobre la cognición y el rendimiento físico. «Después del mediodía, el cuerpo necesita una pausa, y una siesta corta puede ayudarte a sentirte renovado y rendir mejor en la segunda mitad del día».
Golombek advierte que las siestas más largas, de una hora o más, pueden tener el efecto contrario al deseado. «Las siestas largas interrumpen el ciclo de sueño y pueden dejarte más cansado o irritable», explicó. Para aquellos que ya están acostumbrados a un descanso más largo, la transición a una siesta corta puede no ser tan sencilla, pero los beneficios son claros. «Lo ideal es limitar la siesta a 20 o 25 minutos, en un lugar tranquilo y oscuro, con una alarma para evitar que se extienda más allá de ese tiempo», agregó el investigador.
Desafíos y Oportunidades de dormir bien
Golombek también se refirió a las particularidades de las costumbres y la geografía de Argentina, que juegan un papel importante en los hábitos de descanso de la población. En regiones más cálidas, como el noreste del país, las costumbres de descanso más prolongado son comunes debido al calor extremo. Sin embargo, el investigador recordó que “aunque culturalmente se acepta la siesta larga, la ciencia muestra que es la siesta breve la que realmente ayuda a la recuperación”.
En cuanto a los trabajadores con turnos rotativos, Golombek destacó que este tipo de horarios desajustan el reloj biológico. “Los turnos rotativos exigen un esfuerzo enorme del cuerpo, porque estamos pidiéndole a nuestro reloj biológico que cambie el día por la noche y viceversa en poco tiempo”, explicó, y añadió que estos turnos están asociados a un mayor riesgo de enfermedades, incluso el cáncer, según la Organización Mundial de la Salud.
“Lo que sí se puede hacer es ajustar esos turnos para minimizar los efectos negativos, como la correcta iluminación en los lugares de trabajo y el descanso adecuado entre turnos”, recomendó.
El Sueño como Política Pública
El Dr. Golombek también se mostró optimista en cuanto a que este tipo de estudios puedan influir en políticas públicas que promuevan hábitos de sueño saludables en la población. “Lo que queremos con este trabajo es sensibilizar a la gente sobre la importancia del sueño, y demostrar que no se trata solo de dormir por dormir, sino de un fenómeno evolutivo que influye directamente en nuestra productividad y nuestra salud”, enfatizó.
“Dormir no es un lujo, es una necesidad vital”, concluyó Golombek, haciendo un llamado a que tanto los individuos como los tomadores de decisiones comprendan que mejorar los hábitos de descanso no solo trae beneficios personales, sino también sociales y económicos. De esta manera, el sueño podría convertirse en un pilar fundamental para el desarrollo económico del país.