Asociaciones de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay remarcaron que los estudios hechos por la propia Unión Europea muestran que el glifosato no es cancerígeno ni tiene riesgos toxicológicos.
Siete entidades que representan a productores y cadenas productivas de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay le pidieron a la Unión Europea que renueve el permiso para el uso del glifosato en el viejo continente.
Se trata de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja), la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), la Asociación Brasileña de Productores de Soja (Aprosoja), la Asociación de Productores de Soja y Maíz del Estado de Mato Grosso, la Asociación de Productores de Soja, Oleaginosas y Cereales del Paraguay (APS), la Cámara Paraguaya de Exportadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco) y la Mesa Tecnológica de Oleaginosos (MTO) de Uruguay.
En un comunicado conjunto, señalaron que “comparten el compromiso de satisfacer la creciente demanda mundial de productos de soja, que representan un porcentaje importante del excedente exportable de soja en el mundo”, y que “reconocen la creciente presión sobre la producción para satisfacer la demanda de seguridad alimentaria y al mismo tiempo cuidar el medio ambiente y la salud humana”.
Una defensa del glifosato
En este marco, recordaron también que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) llevaron a cabo sus evaluaciones de riesgos y peligros de la sustancia activa glifosato y concluyeron que “es eficaz para los usos propuestos”.
Y destacaron: “No se identificaron áreas de preocupación crítica, concluyéndose que no es cancerígeno, mutagénico de línea germinal, genotóxico o mutagénico en general, tóxico para la reproducción, neurotóxico ni disruptor endocrino. No se esperan riesgos dietéticos inaceptables y no se identificaron áreas críticas para la toxicología y ecotoxicología de los mamíferos”.
“Por lo tanto, no se espera ningún impacto negativo en la salud humana o ambiental con base en los usos propuestos y bajo buenas prácticas agrícolas”, agregaron.
También argumentaron que los sistemas de agricultura regenerativa utilizados en la producción de alimentos en el Mercosur utilizan el glifosato como una herramienta eficaz, siendo un herbicida aprobado por organismos de salud en más de 140 países, donde los residuos resultantes de su aplicación se ajustan a los LMR establecidos por el CODEX y otras normativas.
“El glifosato es una herramienta crucial en los sistemas de agricultura regenerativa, donde la no remoción y la cobertura del suelo son una base fundamental de un enfoque holístico que integra tecnologías que ayudan a los agricultores a producir más con menos, promoviendo la biodiversidad, generando resiliencia y reduciendo la huella de carbono”, prosiguieron, según informa Infocampo.
Por eso, “estas entidades sugieren y ven la necesidad de renovar la autorización del uso de glifosato en la UE, basándose en evidencia científica, tal y como exigen la normativa europea, los compromisos internacionales de la UE y sus Estados miembros”, completaron.
(Fuente: Infocampo)