La producción de limones en el Noroeste Argentino (NOA) atraviesa una crisis sin precedentes. Según Hernán Salas López, director asistente en Tecnología Agropecuaria de Tucumán, la combinación de factores climáticos adversos y el abandono de fincas ha provocado una caída significativa en la cosecha.
“De una producción de verano que podría estar en el orden de las 200.000 toneladas, se redujo a 50.000”, explicó Salas López en diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5. Además, advirtió que esta tendencia continuará a lo largo del año: “Nuestra producción rondaba entre el millón ochocientas y dos millones de toneladas a nivel nacional, y este año no creo que supere el millón quinientos”.
La producción limonera se concentra en un 80% entre marzo y septiembre, mientras que el resto se reparte en los meses de verano. Sin embargo, el impacto de las heladas en la floración de febrero y marzo, sumado al abandono de muchas quintas, generó una baja notable en el suministro. “Esta crisis de la falta de limones no es tanto una cuestión de superficie, sino porque hubo algunos elementos como ser las heladas de este año”, señaló el especialista.
El deterioro de las fincas citrícolas es otro factor determinante. Tucumán llegó a tener 50.000 hectáreas de limón en producción, pero en la actualidad solo quedan 30.000 en buen estado. “Hay hasta 10.000 hectáreas que están en distinto grado de abandono, algunas de ellas muy difícil ya de recuperar”, indicó Salas López.
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El abandono de fincas no solo reduce la producción, sino que también representa un problema sanitario. “Una quinta abandonada es refugio o inóculo de un montón de problemas sanitarios que, por supuesto, no es bueno tener”, advirtió.
Pese a la crisis, el especialista se mostró optimista sobre una eventual recuperación del sector. “Hay infraestructura, hay condiciones para producir, hay tecnología, hay cultura de producción y sabemos hacerlo bien”, afirmó. Sin embargo, advirtió que la solución no será inmediata. “Cuando hablamos de producción de perennes, de frutales como estos, hay que tener en cuenta que son ciclos, y los ciclos nunca son de uno o dos años, son ciclos de por lo menos cinco, seis, siete años”.
Mientras tanto, los productores enfrentan la incertidumbre y el desafío de sostener una actividad clave para la economía tucumana. “La producción limonera es de una importancia social y económica enorme, son muchísimas fuentes de trabajo que dependen de esta actividad”, concluyó Salas López.