Los procesos electorales en la argentina han contribuido a depositar personas en espacios de decisión, aunque esta decisión no puede ser considerada un verdadero análisis de los elegidos, se han desnudado las ausencias de sus infancia en aquellos que nos han gobernado, como también hemos descubierto líderes que han abandonado por completo sus angustias para dar un destino a la patria.
El cine continuado abrió sus puertas al público nuevamente, con el desfile de información y la construcción del relato en la base de promesas que se refritan una y otra vez. Lo único que cambia en este relato es la memoria de los oyentes; donde la ecuación de la vida humana entre el pasado y el presente nos hace pensar que el resultado siempre dará cero.
Vivimos días agitados mientras aguardamos el inicio del mes en que celebraremos 40 años de democracia ininterrumpida. Sin dudas, algo inexplicable para los amantes de la libertad que huyen de la mediocre rutina de sostenerse en la costumbre de lo que nos provee el estado. Nos tocará definir en este mismo mes -según algunos analistas- quiénes se disputarán el bastón de mando en un enfrentamiento uno a uno en el balotaje de noviembre.
Mientras la democracia se reinicia con un proceso electoral, en la vida misma, es decir, aquello que está pasando mientras esperamos que pase otra cosa, algunos candidatos surcan los suelos misioneros en busca de una mística que no aparece y pareciera por efectos de la rutina esperar hasta la última semana de campaña para que los corazones de los argentinos se empiecen a manifestar exigiendo su modelo de país, o quizás esta interpretación no está ligada a la carencia de modelo de país sino al hastío por las propuestas electorales.
En busca de apoyo electoral, el candidato del oficialismo provincial, Sergio Massa, visitó la Tierra Colorada para renovar su minúsculo plan de gobierno, en el cual además de proponer solucionar las deudas que su gobierno aún hoy sigue generando, optó por la inefable propuesta que evidentemente el gobierno provincial y su aciago conductor deciden sostener como algo posible: la tan repetida zona aduanera especial para Misiones, tema que nuevamente fue protagonista en la escena de un acto de campaña. En los discursos, la excusa esgrimida sostenía que ahora no se concretaba el cumplimiento de la larga promesa porque “no era oportuno realizarlo ahora porque alteraría el normal desarrollo de la campaña”.
Sin embargo, mientras engañaba al ilusionado público, en la misma semana que decía que no era oportuno oficializar la zona aduanera por la cuestión electoral en el Congreso de la Nación se discutía una ley que solamente beneficia a los grandes asalariados. Desde luego, la contradicción del oficialismo nacional y provincial es enorme; tal es el punto que su jactancioso mensaje de protección a los más vulnerables cae por tierra, puesto que liberar de esta carga impositiva a los más asalariados solamente indica que los que deberán pagar los costos del Estado serán los menos asalariados. En líneas más claras, el kirchnerismo y la Renovación han estafado a los más afectados por la pobreza nuevamente.
Por otro lado, en sintonía electoral, la candidata de Juntos por el Cambio emprendió un viaje durante el cual promete visitar todo el país y su primera parada fue la provincia del Chaco el domingo pasado. Allí acompañó al electo gobernador de su espacio, Leandro Zdero y al día siguiente, con intención de grabar un spot publicitario, ingresó al barrio conocido como Emerenciano Sena quien adquirió notoriedad nacional a razón de la triste desaparición que vincula a quien bautizó al barrio con este nombre. En su ingreso al territorio Sena, Patricia Bullrich intercambió palabras con personas que defendían al oficialismo provincial y desde luego al nacional, con insultos de subido tono y amenazas a la candidata.
La violencia no nos sorprende en estos tiempos, ya que ha ido incrementándose a escalas nunca antes visualizadas. Alguno quizá desearía someter esta valoración a la comparación con los procesos militares; más allá de esto, hoy la sociedad no identifica al enemigo. Las personas que transcurren sus días esperando un poco de paz solamente observan que en el horizonte algún mediocre funcionario provincial desea sostener la absurda imagen de Sergio Massa; mientras que otros envueltos en la angustia de vivir estos tiempos de incertidumbre considera optar por un extremo que amenaza ir contra aquellos que han dañado al país. Me pregunto entonces ¿con violencia se enfrenta a la violencia o con propuestas de orden se corrige el rumbo de un país?
Si utilizamos los conceptos de la navegación para abordar una idea de destino asumo que independientemente de donde vayamos, todas las costas tienen un faro que nos indica peligro, es por esta razón que ni las mentiras que han sido depositadas hace ya varios años y hoy se reciclan como una nueva propuesta pueden llevarnos a buen puerto; y menos aún aquellas que apuntan a destruir lo que hemos construido cada uno de los argentinos con aciertos y con muchos errores seguramente. Resulta indispensable e imprescindible lograr el orden y evitar la dispersión de los proyectos de la sociedad para que de una buena vez y para siempre podamos construir un piso firme donde sin temor y sin vergüenza podamos mirar al costado y caminar sin rencores hacia el futuro.