Así lo afirmó Height Fitness, Pablo Pizzurno, director del lugar donde llevan a cabo un estudio de laboratorio para detectar irregularidades en los suplementos deportivos de venta libre. Además, denunció una complicidad estatal para la comercialización de los productos
Los suplementos deportivos son moneda corriente dentro del mundo fitness. Sin embargo, muchas veces los atletas podrían estar en grave peligro al desconocer que, en realidad, lo que consumen no es lo que creen.
En este sentido, Height Fitness desarrolló el “Programa S”, destinado a la investigación y constatación de los ingredientes presentes en los suplementos deportivos sean realmente los indicados.
“Este proyecto comenzó por algo que vengo hablando desde hace diez años. Hay evidencia científica que mostró que, en suplementos norteamericanos que la gente piensa que son los mejores, el 85% del mercado de los mismos están adulterados o con sustancias ilegales, de manera que no contienen lo que dice el envase”, comentó Pablo Pizzurno, director de la empresa investigadora.
“Si esto pasa en Estados Unidos, que es el primer mundo, imagínense en el mercado nuestro. Cuando empezamos a investigar, había productos misteriosamente baratos que no tenían sentido alguno el valor que tenían. En base a todas estas cosas, decidimos empezar con el proyecto”, explicó.
Según cuenta Pizzurno, “realmente cuesta muchísimo realizar los análisis de laboratorio. Un análisis, por ejemplo, más o menos completo de una proteína te puede salir 500 mil pesos y usamos dos laboratorios de distintos validados con estándares internacionales”.
“Nosotros hacemos cegamiento de los productos para que no haya ningún tipo de duda de lo que hacemos. Es un procedimiento donde hacemos compras aleatorias en locales de la calle, de distintas marcas”, señaló.
Además, indicó que ya llevan analizados más de 20 productos diferentes del mercado argentino, tanto proteínas como creatinas, y hasta ahora “en el 80 % o 90%, dio mal”.
“Hay casos donde el producto no coincide para nada con lo que dice el envase. Por ejemplo, con la creatina, que es un aminoácido, encontramos en varias marcas azúcar puro. Es algo que directamente puede matar un diabético”, reveló Pizzurno.
“Hubo casos también donde estaban las proteínas o creatinas, pero tenían menor porcentaje. Hasta ahora ninguna dio al 100%, quiere decir que nunca coincide la información nutricional, la etiqueta, con lo que hay adentro en el paquete”, agregó.
“Nosotros comenzamos esto porque a nosotros nos gustan los suministros deportivos. La mayoría son de venta libre, facilitan la vida de la persona, mejoran la salud y el rendimiento deportivo”.
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“Lo que nosotros queríamos es que no le roben a la gente. Ahora la situación económica está difícil y no es que los chicos hoy en día entrenan, pero hay mucha gente joven que se quiere acercar a realizar entrenamientos, que se quiere comprar un producto y junta unos pesos para que encima los estafen”, afirmó Pizzurno.
“Lo más grave es que puede adulterar la salud de una persona. Además, si un atleta que compite, compra el producto para que mejore y gane una competencia, se termina metiendo cualquier porquería, lo cual encima perjudica tu rendimiento”, resaltó.
“Queremos que realmente el mercado mejore, que la gente tenga la posibilidad de encontrar cuáles son los productos realmente buenos, porque hay gente honesta que quiere hacer las cosas bien”.
Por último, apuntó contra los organismos estatales que se encargan de regular y controlar que esto no suceda, de quienes señala una completa ausencia y silencio.
“Nosotros hicimos denuncias en el Senasa, en la ANMAT, en el INAL, en Bromatología, todo el tiempo, desde hace cuatro o cinco meses, con todas las cosas que encontramos y todos se lavan las manos”, denunció.
“Lo que nos encontramos es un círculo dantesco en donde el Estado está ahí para arruinarle la vida a aquellos que quieren emprender, que te van a volver loco si vos querés sacar productos, pero una vez que este entro de circulación, ya no pasa nada”, aseguró Pizzurno.
“Hemos encontrado muchas irregularidades, donde muchas empresas sobornan para posicionar su producto, que le den aprobación, y luego con los controles también. Nos hemos encontrado con empleados que nos escriben y tenemos un montón de información. Lamentablemente está todo el sistema corrupto”, completó.