Según informó el comisionado de la Agencia de Gestión de Desastres Somalí (SODMA, en inglés), Mohamud Moalim Abdulle, más de 850.000 personas se vieron directamente afectadas por las inundaciones que golpearon al país africano desde el pasado octubre.
La crisis desatada tras el inicio de la estación de lluvias conocida como deyr (octubre a diciembre) llevó al Gobierno somalí a declarar el estado de emergencia.
Las lluvias torrenciales se vieron influenciadas, además, por el fenómeno conocido como El Niño: un cambio en las dinámicas atmosféricas ocasionado por el aumento en la temperatura del océano Pacífico.
Las precipitaciones golpearon a gran parte de Somalia, incluyendo los estados sureños de Jubaland (en los alrededores del río Juba), Suroeste y Hirshabelle, así como Galmudug (centro) y, en menor medida, el estado semiautónomo de Puntland (norte).
Según informó este lunes la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), unas 2.400 personas quedaron atrapadas por las inundaciones en la ciudad de Luuq, en la región de Gedo (Jubaland), mientras siguen los esfuerzos para evacuarlas.
Además, en los alrededores de la ciudad de Bardere, en la misma región, más de 14.000 familias vieron cortado el acceso a la localidad, lo que les impide reponer suministros básicos.
Las lluvias llegaron después de la peor sequía registrada en el país en las últimas cuatro décadas, una escasez de agua que dejó a Somalia al borde de una hambruna y con 6,6 millones de personas en una situación de inseguridad alimentaria aguda, según la ONU.
(Fuente: Infobae)