En los últimos años, la población de las cárceles creció en diferentes proporciones en todo el país. La provincia de Misiones tiene 10 unidades penitenciarias, que son atendidas y acompañadas por el Servicio Penitenciario Provincial y a la vez son observadas por la Comisión de Prevención de la Tortura.
El jefe del Servicio Penitenciario Provincial, Manuel Dutto, dialogó con Radio Up 95.5 y se refirió al contexto actual de las cárceles en la provincia de Misiones y mencionó que existen diez unidades penitenciarias distribuidas en toda la provincia, pabellones de hombres, mujeres, menores. «Tenemos tres centros de menores, además de la existencia de una unidad de detenidos inimputables. Hoy en la provincia la población carcelaria es de 1732 personas alojadas en los diferentes centros”, afirmó.
Además, comentó que las visitas se realizan con normalidad y que la mayoría de los visitantes son mujeres, familiares de los detenidos que buscan llevarle a los detenidos algo que les garantice la supervivencia dentro de los penales: “Muchas veces encontramos que los familiares llevan comida, o medicamentos, o ropa y algunas otras personas también quieren hacer ingresar cosas que están prohibidas, por eso es muy importante hacer la requisa correspondiente antes del ingreso”.
Cada Unidad Penal del Servicio Penitenciario de Misiones cuenta con una Sección de Requisas. Es un grupo especializado exclusivo, creado a comienzos de este año. En los horarios de visita a los internos son el filtro más riguroso. Requisan, entre otros, los alimentos que ingresarán y solo, en casos de presunción, chequean físicamente a las personas. Psicofármacos, marihuana y otras drogas en las comidas son parte de las novedades que semana a semana se encuentran en los elementos que llevan las visitas a las unidades penales, según relató Dutto.
Contención de los detenidos
Con relación a la supervivencia en los penales o lo correccionales, el licenciado Francisco Souza, miembro de la Comisión Provincial de Prevención de la Tortura de Misiones, remarcó que se realizan diferentes trabajos sobre todo de contención a los detenidos y que se escucha sus necesidades buscando proteger los derechos humanos que muchas veces son vulnerados.
“En primera instancia se puede diferenciar las cárceles y luego las comisarías. Tenemos que partir de la base que una persona que está privada de su libertad está bajo la responsabilidad del Estado, y por lo tanto es el Estado quien tiene la responsabilidad de garantizar a esa persona sus derechos humanos fundamentales, como la comida, el acceso a la salud, recibir un trato adecuado y que el lugar de alojamiento, en la medida de lo posible, preste los servicios que se consideran necesarios para el objetivo fundamental que tiene un lugar de detención, una cárcel, que es la reinserción social”, precisó Souza.
«La Comisión de manera constante observa y acompaña a las personas detenidas y “desde el año pasado estamos haciendo relevamientos en los distintos penales; allí nos encontramos con las famosas celdas de castigo. Así que tuvimos que trabajar mucho en ese sentido para ir cambiando estas prácticas, para ir desterrando estas prácticas, que es uno de los objetivos de esta comisión, para ir cambiando estas modalidades. Son o eran celdas donde los privados de libertad cumplen una sanción disciplinaria y que tienen que tener un régimen especial, pero nada que ver con lo que nos encontramos en un principio. Seguimos trabajando para garantizar los derechos de las personas detenidas”, añadió.
Souza además remarcó que hay superpoblación carcelaria, especialmente en el penal ubicado en la localidad de Cerro Azul, donde los internos superan la capacidad habilitada casi en un 45%; lo que justamente hace que se vulneren ciertos derechos “Nos encontramos con que no todos tienen el espacio que necesitan y que no reciben la educación que necesitan y que mucho menos reciben la formación técnico profesional que deberían recibir por ley”.
Superpoblación carcelaria
Otras de las voces consultadas en relación a este mismo tema fue la doctora en Antropología Social, investigadora adjunta del CONICET, trabaja en el Instituto de Altos Estudios Sociales Inés Mancini, quién en diálogo con Radio Up destacó: “Suceden dos fenómenos al mismo tiempo, que son los que yo trato de mirar desde una perspectiva etnográfica o antropológica, pero que son dos fenómenos estructurales, que son por un lado el crecimiento de la cantidad de personas presas que tenemos en la Argentina, en todo el país. Si miramos por ejemplo datos del INDEC. En el 2013 tenías más o menos 64.000 personas presas en todo el país y en el 2021 tenés más de 100.000 y esto hace que las estructuras queden chicas o cortas, no solo en lo edilicio, sino que en la cuestión de derechos humanos”, explicó la profesional.
Remarcó que es importante trabajar en la contención de los detenidos, pensando en su futura reinserción, si así no fuera posible, pensando en que se han transformado en mejores personas, que pagaron su pena, cumplieron con la justicia y que buscan ser contenidos, trabajar o continuar con su vida, “es importante que reciban lo que necesitan para poder transformar su vida y poder insertarse en la sociedad”.
Mancini destacó además los modelos de cárceles en el mundo y cómo se trabaja en el acceso a la educación formal y también técnico profesional o universitaria: “Las experiencias que yo conocí en este tiempo donde veo mayores posibilidades de reinserción y de pensar una vida digna adentro y afuera, tienen que ver con las políticas de, por ejemplo, universidades en las cárceles. Por ejemplo, pienso en la cárcel de José León Suárez, donde la Universidad de San Martín tiene un centro universitario donde se dictan carreras y talleres, asisten los internos de varias unidades del complejo y donde se articulan y se piensan mundos posibles o se tratan de imaginar mundos posibles a la hora de salir”.
Los derechos humanos, la contención y el cuidado herramientas necesarias, según los diferentes profesionales para lograr una reinserción y revinculación de quienes habitan en las cárceles o en las unidades del país, cumplen su pena y buscan volver a la sociedad como personas libres.