Este 10 de septiembre se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una fecha que busca visibilizar una problemática que afecta a millones de personas en todo el mundo. Para conocer más sobre este tema, Miryam Báez, magister en Psicopedagogía e integrante de la asociación civil Defender la Vida, dialogó con “La Última Rosca” de Radio Up 95.5, donde compartió sus reflexiones sobre la importancia de la prevención, el papel de las instituciones y el acompañamiento a quienes atraviesan crisis.
En este sentido, Báez destacó que el objetivo principal de este día es “acompañar la visibilización y sensibilización mundial sobre el suicidio”, una temática que sigue siendo un tabú en muchos lugares. “El suicidio es una problemática bastante compleja, que lamentablemente está instalada en toda la sociedad y en todos los países del mundo», subrayó.
Según explicó la magister, desde la asociación civil Defender la Vida llevan años trabajando en la prevención, y en la jornada de hoy participaron de actividades en la Plaza 9 de Julio en Posadas.
En tanto, Báez resalto la importancia de crear espacios de diálogo y apoyo, especialmente en momentos donde las personas pueden sentirse más vulnerables. “Tal vez el suicidio no se puede evitar, pero sí prevenir”, afirma. La clave para esta prevención, según Báez, está en “escuchar, abrazar y sostener al otro, en el sentido amplio de la palabra”.
La importancia de la escucha activa
Para Báez, la prevención comienza con algo tan simple, pero poderoso, como estar presente para escuchar a los demás. “Cuando alguien es alojado, acompañado, escuchado, puede tener un giro radical y positivo”, comentó.
Esta atención y escucha pueden marcar la diferencia en una persona que se siente abrumada por problemas en su vida, encontrando una solución trágica como el suicidio. “Por eso decimos que la prevención es muy importante. Es un norte al que todos debemos apuntar: educación, familia, sociedad y comunidad en general”, enfatizó.
Aunque la sociedad civil lleva trabajando incansablemente para crear redes de apoyo, Báez reconoció que la colaboración con el Estado es fundamental. “La asociación tiene casi 20 años de existencia, y aunque hemos trabajado con todas las redes posibles a nivel comunitario, social y educativo, a menudo ha sido un trabajo solitario”, reflexionó.
En este contexto, Báez celebró la implementación de una línea telefónica oficial, el 911, para atender emergencias relacionadas con salud mental, algo que la asociación venía solicitando desde hace tiempo. “El 911 se encarga de hacer las derivaciones correspondientes a salud mental pública o al equipo del IPS, que tiene un equipo específico para sus afiliados”, explicó.
Sin embargo, Báez señaló que todavía hay desafíos pendientes, como la necesidad de una mayor coordinación entre las distintas organizaciones y el Estado. “Si cada uno de estos organismos cumple con su función y objetivo, podemos llegar a buen puerto”, afirmó.
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La vulnerabilidad de los jóvenes
Por otro lado, se refirió a uno de los grupos más afectados por el suicidio, los jóvenes, un fenómeno que preocupa profundamente a Báez. “Las estadísticas muestran que los adolescentes encabezan la escala a nivel nacional”, mencionó. Ante esto, Báez insistió en que la prevención debe empezar desde la infancia, fortaleciendo la educación emocional y enseñando a los niños y jóvenes a gestionar sus emociones y frustraciones.
“Es fundamental que tomemos en serio esta oportunidad para trabajar desde el currículum educativo hasta el ofrecimiento de actividades deportivas y recreativas que nos liguen a la vida”, dijo, señalando la importancia de construir entornos protectores que contrarresten los factores de riesgo, como las adicciones y la sobreexposición a las redes sociales.
“Este estilo de vida actual tiende a que la persona se aísle, porque no cumple con los cánones sociales o con lo que se ve en Instagram”, agregó.
Finalmente, Báez hizo un llamado urgente a la sociedad a estar atentos a las señales de las personas que pueden estar atravesando crisis. “Es importante escucharnos, mirarnos y abrazarnos», insistió.
Cambios de actitud, aislamiento y variaciones en el estado de ánimo son señales de alerta que no deben ser ignoradas. “A veces somos las personas que podemos marcar la diferencia con un abrazo, una palabra o simplemente estando ahí para alguien que siente que su vida no vale la pena”, concluyó.