En diálogo con Radio Up 95.5, Lorena Gruber, madre de dos hijos y residente en Misiones, compartió su experiencia al efectuarse un parto domiciliario. En este sentido, detalló el proceso de preparación en uno de los momentos más significativos de su vida.
“Con mi primera hija, hace tres años, yo tenía muy poca información sobre nacimientos en general”, explicó Lorena. Tras tomar cursos de preparto y buscar información con diferentes parteras, descubrió la posibilidad del parto domiciliario. “Entendí una interacción entre dos hormonas importantes en el parto: el cortisol, la hormona del estrés, y la oxitocina, la de la felicidad. Cuando nos sentimos seguras, la oxitocina fluye mejor. Por eso decidí que el parto domiciliario me daba más seguridad”.
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La decisión fue conversada con su pareja, quien, según contó, se mostró inicialmente reservado, pero luego entusiasmado. “Cuando le propuse la idea, me dijo que estaba súper convencido, que también le había gustado”, relató.
Un aspecto crucial en los partos domiciliarios es garantizar un entorno limpio y seguro. Lorena explicó que el riesgo de contaminación en una casa puede ser menor que en un hospital. “Con cuidados normales de limpieza y desinfección cotidianos es suficiente. La partera utiliza su propio instrumental esterilizado y sigue protocolos específicos”.
Para su segundo parto, Lorena alquiló una pileta de partos a través de una dula, lo que le permitió beneficiarse de las propiedades relajantes del agua. “La pileta tenía un protocolo de desinfección y todo estuvo preparado para que el ambiente fuera seguro”.
Lorena destacó el impacto emocional y físico de parir en casa. “Imaginate salir del útero calentito y encontrarte con muchas luces y sonidos nuevos. Lo que más va a querer el bebé es a su mamá. Yo quería estar presente, abrazarlos a mis bebés y estar tranquila”, señaló.
Tras el nacimiento, Lorena y su familia disfrutaron de la “hora sagrada”, un momento de conexión íntima inmediata. “Nos acostamos juntos en la cama, pegaditos, y hasta hicimos una despedida de la placenta, agradeciendo su función vital”, recordó.
Para Lorena, la clave está en que cada persona gestante tome decisiones basadas en lo que les haga sentir más cómodas y seguras. “El trabajo de parto lo hacemos nosotras, con nuestro cuerpo y nuestras emociones. Por eso es importante elegir lo que nos hace sentir bien”.
Aunque no recomienda un único camino, sí subraya la importancia de la información: “Accedí al parto domiciliario porque todo estaba en condiciones normales. Es fundamental que cada persona gestante se informe y decida desde un lugar seguro”.
“Ambas experiencias fueron hermosas, diferentes, pero de los mejores recuerdos de nuestra vida”, concluyó. Para Lorena, el parto domiciliario no solo representa una opción médica, sino también una oportunidad para vivir el nacimiento como un acto íntimo y emocionalmente enriquecedor.