En Misiones, una de las provincias con población más joven del país, el cuidado de los adultos mayores empieza a emerger como una necesidad urgente. Nicolás Aranda, director de Salud Mental de la provincia, advirtió en Arriba la Radio, por Radio Up que la soledad es uno de los principales factores de riesgo en la vejez.
“Hoy día hay menos nacimientos y más personas mayores. Y lo que más vemos en salud mental es que la soledad puede derivar en cuadros depresivos, ansiedad o descompensaciones cognitivas”, explicó.
Aranda señaló que la prevención comienza con fomentar la vida social y comunitaria: clubes de abuelos, reuniones informales, espacios recreativos o incluso un mate compartido son herramientas valiosas para sostener el bienestar emocional. “Hay que evitar que el adulto mayor quede solo. A veces, una partida de cartas o una charla hacen la diferencia”, sostuvo.

Nuevas generaciones, nuevos desafíos
El funcionario también hizo una lectura sociocultural: “Antes los adultos mayores eran los referentes familiares, hoy cuesta más que puedan ocupar ese rol. Pero eso no significa que no lo tengan, sino que hay que recrear los espacios donde puedan participar”. Y agregó que Misiones necesita articular cada vez más su red pública con los municipios para asegurar cobertura local.
Actualmente, Misiones cuenta con una red descentralizada de salud mental:
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Todos los hospitales de Posadas tienen equipos de salud mental.
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22 CAPS cuentan con equipos psicosociales.
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Hay guardias especializadas en Eldorado, Oberá, Montecarlo e Iguazú.
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En municipios como Apóstoles o San Javier se articulan acciones desde los gobiernos locales.
Quienes necesiten asistencia pueden contactar por Instagram a @salud.mental.misiones, donde serán derivados al centro más cercano.

Síntomas que no deben pasarse por alto
Aranda destacó que muchas veces las señales se minimizan:
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Insomnio persistente
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Irritabilidad inusual
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Pérdida de memoria o desorientación
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Reacciones emocionales desproporcionadas
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Aislamiento o retraimiento social
“No hay que decir ‘ya está viejo, es así’. Puede haber secuelas tratables, como tras un ACV, que mejoran la calidad de vida con un diagnóstico y una intervención adecuada”, afirmó.
“No se trata de quitarle autonomía al adulto mayor, sino de acompañarlo con respeto”, remarcó Aranda. La clave es encontrar un equilibrio: apoyo sin sobreprotección, presencia sin invasión. “Dormir mal, estar solo o desorientado no son cuestiones menores. Son señales para prestar atención”, concluyó.