La obesidad se duplicó en adultos y se cuadruplicó en niños en los últimos años, lo que preocupa a los especialistas en salud.
“Estamos hablando de niños con una patología, con una enfermedad y es crónica. Y cuando hablamos de cronicidad, ya hablamos de algo que es para siempre, es como para toda la vida”, advirtió la Licenciada en Nutrición María Laura Halty, en diálogo con “La Última Rosca” de Radio Up 95.5.
Las causas principales de este problema están relacionadas con el estilo de vida actual. “Son hábitos, el estilo de vida, la alimentación, el sedentarismo”, explicó la especialista, subrayando que uno de los factores clave es el tiempo que los niños pasan frente a las pantallas: “Antes salían a jugar más, se movían más en bicicleta. Ahora con la facilidad de tener una pantalla y que todos estemos cerquita, es como que nos impide que sean niños, que haya niños en las plazas, que haya niños en las calles jugando al fútbol y demás”.
Si bien en Argentina la cultura alimentaria no es igual a la de países como Estados Unidos, donde el consumo de comida rápida es diario, Halty señaló que “ha crecido mucho el consumo de productos ultraprocesados. Nos acortan el tiempo de cocción, pero también hay que tener en cuenta que en esos productos la mayoría tiene un exceso de grasa”.
La nutricionista explicó que el problema de la obesidad no se trata solo de la cantidad de comida, sino de la calidad: “Hacemos dos, tres comidas por día, pero la calidad de los productos que uno elige en esos momentos no es de tan buena calidad nutricional. Pasa el momento, comemos, pero no nos abocamos a ver la calidad de los productos que consumimos”.
Estrés, falta de sueño y mala alimentación: un cóctel peligroso
Halty destacó la importancia del estrés en el desarrollo de enfermedades como la obesidad: “El estrés es un factor muy importante porque nos mantiene alerta. El cuerpo nunca descansa. Es como que manda muchos mensajes pero nunca llega a poder relajarse”. Explicó que esta constante actividad del organismo afecta la forma en que el cuerpo procesa los alimentos y el gasto energético.
La falta de sueño también influye en el aumento de peso, ya que altera los procesos metabólicos y hormonales. Por eso, la especialista recomienda prestar atención no solo a la alimentación y la actividad física, sino también al descanso adecuado.
¿Cómo cambiar los hábitos alimenticios en familia?
Para aquellas familias que buscan mejorar su alimentación, la nutricionista brindó algunas recomendaciones clave. “El primer paso es aceptar que uno está en esa situación”, afirmó. Para ello, sugiere comenzar por analizar los hábitos actuales: “En la mayoría de los casos no está el desayuno. Vamos directamente al almuerzo y la merienda, entonces prácticamente hacemos dos comidas, cuando en realidad la recomendación es desayuno, almuerzo, merienda y cena”.
Además, destacó la importancia de incorporar más frutas y verduras en la alimentación diaria: “Suena algo que siempre se repite, pero su función es fundamental: nos aportan saciedad a través de la fibra, además de vitaminas y minerales que nuestro organismo necesita para defenderse de otras patologías”
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El consumo de agua también es clave y muchas veces se descuida. “En la consulta pregunto: ‘¿Cuánto de agua?’ Y me responden: ‘Mucho’. Pero, ¿qué es mucho? Básicamente, de entrada necesitamos 8 vasos de agua por día”, explicó.
Otro aspecto esencial es planificar las compras y comidas para evitar recurrir a opciones poco saludables: “Pensar todos los días qué comer es agobiante. Pero si uno organiza la compra semanalmente con productos básicos como pechuga de pollo, huevo, fideos, arroz y verduras, eso ya facilita el día a día”.
Viandas escolares: equilibrio entre lo saludable y lo posible
Con el inicio de clases, surge la pregunta de qué enviar en la vianda escolar para garantizar una buena alimentación. Halty reconoció que la teoría indica que lo ideal es consumir frutas, pero que esto no siempre está en los hábitos de los niños. Por eso, recomendó alternativas: “Si no está en el hábito, se puede ir mezclando fruta con alguna galletita que al niño le guste, pero no darle el paquete entero, sino reducir la porción”.
Otras opciones saludables incluyen panqueques caseros, frutos secos y, por supuesto, agua en lugar de jugos procesados. “El juguito muchas veces tiene un exceso de azúcar. Y si pensamos que todos los días el niño va a llevar el mismo producto y tiene mucha azúcar, a la larga le perjudica”, advirtió.
Un cambio de mentalidad para mejorar la alimentación
Más allá de las recomendaciones nutricionales, Halty destacó el impacto de la planificación y la mentalidad en la alimentación diaria. “Todo el día estamos pensando qué comer, sobre todo las madres”, comentó, y enfatizó la importancia de tener los alimentos necesarios en casa: “Si uno hace una compra semanal con planificación, se ahorra tiempo y dinero. Las ferias francas son una excelente opción para acceder a productos frescos y locales”.
Finalmente, la especialista resumió la clave para mejorar la alimentación familiar: “El alimento es el combustible que nos permite hacer todo lo que necesitamos en el día. Entonces, ¿qué nos estamos dando? ¿Un combustible de buena calidad o más o menos?”, completó.