Las apariciones de la Virgen de Fátima en 1917 a los tres pastorcitos no fueron las únicas visiones que tuvo Lucía. Siendo adulta, experimentó otras revelaciones y mensajes, como la visión de la Madre de Dios y el misterio de la Santísima Trinidad.
En el libro Memorias de la Hermana Lucía, se narra este hecho, que fue transcrito de los apuntes de la vidente por su propio director espiritual, el P. José Bernardo Gonçalves. La visión se produjo el 13 de junio de 1929 en la capilla de las Hermanas Doroteas de Tuy, en España.
Lucía estaba rezando una Hora Santa desde las 11:00 p.m. hasta la medianoche, cuando de pronto todo el recinto se iluminó de manera sobrenatural.
Sobre el altar apareció una cruz de luz. Arriba se veía el rostro de un hombre con el cuerpo hasta la cintura. En su pecho había una paloma de luz y en la cruz había un hombre clavado.
Del rostro del crucificado y de una herida en su pecho caían gotas de sangre hacia una gran hostia, y de ésta hacia un cáliz más abajo. Al lado derecho de la cruz estaba la Virgen.
“Era Nuestra Señora de Fátima, con su Inmaculado Corazón… en la mano izquierda… sin espada ni rosas, pero con una corona de espinas y llamas”, describió Lucía.
Al lado izquierdo aparecieron unas letras cristalinas que decían: “Gracia y Misericordia”.
En ese momento, Lucía cayó en la cuenta de que estaba ante la Santísima Trinidad. “Y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido revelar”, añadió.
La Virgen de Fátima le indicó que ya había llegado el momento en que Dios le pedía al Sumo Pontífice, “en unión con todos los obispos del mundo”, la consagración de Rusia a su Corazón para salvar a esa nación.
“Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir reparación; sacrifícate por esta intención y reza”, enfatizó la Virgen.
Lucía cuenta que compartió lo sucedido con su confesor, quien le pidió poner por escrito lo que la Madre de Dios estaba solicitando. Luego la Virgen María le habló, en su interior, quejándose.
“No han querido atender mi petición… Al igual que el rey de Francia se arrepentirán, y la harán, pero ya será tarde. Rusia habrá esparcido ya sus errores por todo el mundo, provocando guerras, persecuciones a la Iglesia: el Santo Padre tendrá que sufrir mucho”, precisó la Madre de Dios.