Con más de 10.000 visitantes cada fin de semana y un total de 200 locales ocupados, la Saladita de Garupá cierra el año con resultados alentadores, según Alejandro Casares, gerente del predio.
“Creo que no descubro nada con decir que lo peor pasó. Fue un año durísimo para todos, pero estos últimos meses la demanda está empezando otra vez a subir”, afirmó en diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5.
Tras un primer semestre complicado, Casares destacó cómo los consumidores y comerciantes han encontrado estabilidad en un contexto económico volátil. “Terminó eso de que hoy comprabas algo a 10, mañana estaba a 12, pasado a 14. Ahora estamos volviendo a la calma”, dijo.
La feria, ubicada estratégicamente sobre la ruta que conecta Iguazú con Posadas, se beneficia tanto del turismo como de la fidelidad de los locales. “Somos la feria más grande del noreste argentino”, aseguró el gerente, añadiendo que, además de los visitantes presenciales, su fuerte presencia en redes sociales fue un factor determinante: “Llegamos al millón de visitas en redes sociales y tenemos más de 50.000 seguidores en Facebook”.
Costos y oportunidades
A pesar de la inflación y el aumento del 400% en los costos de servicios como la luz, los valores de alquiler de los locales se mantuvieron estables en comparación al año anterior. Según Casares, esto resultó en una lista de espera para nuevos puestos, lo que nunca había ocurrido antes. “Esta vuelta está el predio lleno. Seguramente porque afuera la situación está muy dura también, entonces hay mucha gente que está cerrando sus locales afuera y vienen a instalarse acá”.
El sistema de La Saladita funciona mediante alquileres mensuales que incluyen servicios como electricidad, agua, seguridad y limpieza, lo que la convierte en una opción atractiva.
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Competencia en precios
Uno de los mayores atractivos de la feria es su competitividad en precios. Casares ejemplificó: “Hay vaqueros por 8.900 pesos. No te comprás un kilo de carne con eso. Un vaquero lo usás años, mientras que un kilo de carne se termina en una comida”.
Este enfoque de precios también se extiende a la oferta gastronómica dentro del predio. “Podés almorzar por 3.000 pesos. Es muy buen precio y tiene que mantenerse así, porque todos los que estamos acá adentro comemos también de ahí”, explicó.
Finalmente, Casares también resalta la importancia de adaptarse a los cambios tecnológicos: “Mayormente hoy es todo pago electrónico, y creo que va a ser una tendencia que va para arriba. Tenemos que ayornarnos porque el comercio tradicional se está transformando”.