En diálogo con Radio Up 95.5 durante el ciclo “El País de la Libertad”, Katia Gorostiaga, doctora en Ciencia Política y maestra en Ciencias Sociales, brindó un análisis profundo sobre la macroeconomía paraguaya, abordando tanto las perspectivas positivas para la inversión como los desafíos que enfrenta la economía cotidiana del país.
En primer lugar, Gorostiaga destacó la paradoja presente en la economía paraguaya. Aunque Paraguay es considerado actualmente el país con mejor clima para atraer inversiones en la región, esta bonanza no se refleja en la vida diaria de la mayoría de la población.
“La calificación de Paraguay por la Fundación Getulio Vargas es la más alta en la región, pero esto no se traduce en una mejora económica para la mayoría de los paraguayos”, afirmó.
La doctora subrayó que, aunque se proyecta un crecimiento del PIB del 4.1% para este año, este aumento se concentra principalmente en las clases más altas.
“Tenemos un 30% de la población viviendo en la pobreza”, señaló. Este crecimiento económico, aunque significativo, no ha logrado reducir las brechas socioeconómicas. “La ventaja de Paraguay en relación con otros países de la región es su inflación estable y baja, pero esto no se traduce en beneficios para las clases bajas”, explicó Gorostiaga.
Infraestructura y Corrupción: Barreras para el Desarrollo
Gorostiaga también abordó los desafíos estructurales que limitan el desarrollo económico inclusivo en Paraguay. “Tenemos problemas como la corrupción, falta de capital, infraestructura inadecuada y falta de innovación”, detalló. Estos problemas estructurales socavan la capacidad del país para aprovechar plenamente el clima favorable de inversiones.
En términos de política, Gorostiaga destacó la hegemonía del Partido Colorado en el poder, lo que limita la capacidad de la oposición para influir en la distribución más equitativa de la riqueza. “La oposición quedó muy debilitada después de las últimas elecciones, lo que hace casi impensable que puedan incidir en una distribución más equitativa”, observó.
Respecto al costo de vida en Paraguay, Gorostiaga hizo referencia a un estudio de la revista Forbes, que sugiere que con un ingreso de 7 millones de guaraníes (aproximadamente 1000 dólares), una persona ya es considerada de clase alta. Sin embargo, Gorostiaga cuestionó esta evaluación. “Difícilmente uno llega a fin de mes con esa cantidad de dinero”, afirmó, señalando los elevados costos de servicios como el combustible y el gas.
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Por último, Gorostiaga reflexionó sobre los desafíos futuros que enfrenta Paraguay para traducir el buen clima de inversión en mejoras tangibles para la población. “Paraguay tiene ventajas como la producción de energía limpia y mano de obra barata, pero enfrenta problemas serios como la corrupción y la baja seguridad jurídica”, comentó.
La baja presión impositiva, aunque atractiva para los inversores, también tiene un lado negativo. “La baja presión impositiva impacta negativamente en la provisión de servicios públicos”, advirtió Gorostiaga.
Para mejorar la situación, sugirió revisar las políticas impositivas y fortalecer la calidad de la democracia para garantizar un entorno más seguro y atractivo para la inversión extranjera.