La investigadora de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), dialogó con “RX – Realidad Mixta” de Radio Up 95.5 y analizó el impacto devastador de la pobreza estructural en el nordeste argentino.
Su reciente trabajo titulado “Cuando el hambre es la política” pone en evidencia cómo las políticas alimentarias y económicas perpetuaron la precariedad, limitando el desarrollo social y económico en la región.
“La pobreza no es solo falta de ingresos”
Según Sánchez, la pobreza estructural va más allá de la carencia de ingresos. “Nos referimos también a condiciones de vida precarias: falta de infraestructura, baja calidad de las instituciones, y acceso limitado a servicios básicos como agua potable y educación”, explicó. Estas condiciones perpetúan el ciclo de la pobreza, afectando no solo a las generaciones actuales, sino también a las futuras.
El estudio analiza el impacto de las decisiones económicas tomadas por el gobierno desde diciembre pasado, destacando la devaluación del peso frente al dólar y sus efectos. “La devaluación del 54% en diciembre tuvo un golpe significativo, del cual muchos sectores no han logrado recuperarse”, señaló Sánchez. También criticó cómo se exaltaron algunos logros económicos: “Se ensalza el manejo de la inflación, pero no se habla de los caídos del sistema, a costa de qué y de quiénes se logran estos números”.7
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La feminización e infantilización de la pobreza
Un punto alarmante del análisis es el impacto desproporcionado en mujeres y niños. “Las tareas de cuidado recaen principalmente en cuerpos feminizados, lo que profundiza la feminización de la pobreza. A esto se suma la infantilización de la pobreza, siendo las infancias y adolescencias quienes más sufren estas postergaciones”, comentó.
Por otro lado, Sánchez denunció la precarización laboral de los trabajadores universitarios. “Años de preparación y dedicación se ven menospreciados cuando no alcanzamos para comprar zapatillas para nuestros hijos”, lamentó. La investigadora subrayó que esta situación genera “pérdida de autoestima y paralización, lo que desmoraliza a quienes trabajan por mejorar la situación del país”.
Uno de los aspectos más preocupantes, según Sánchez, es la situación de aquellos que ni siquiera tienen la posibilidad de alzar la voz. “Es una frustración aún mayor para quienes están tan desamparados que no pueden siquiera luchar por sus derechos”.
“El panorama es mucho más complejo de lo que las variables económicas pueden reflejar”, concluyó.