Comenzó el juicio a Julio Werner Lutz, implicado por “Homicidio Simple” por el choque fatal a Fernando Vázquez en 2016. En el Tribunal Penal I, el acusado rompió el silencio con un pedido de disculpas hacia los familiares de la víctima.
El sábado 20 de agosto de 2016 a las 21.30, Fernando Fabián Vázquez murió por los golpes que le rompieron la cabeza, el hígado y el bazo, entre otros órganos, al ser colisionado por un automóvil desde atrás cuando esperaba la luz verde sobre su motocicleta en el carril sur-norte de la avenida Alicia Moreau de Justo, zona sur de esta capital. El empleado de 24 años literalmente “voló” cien metros y perdió la vida sobre el asfalto. Lo colisionó un For Fiesta Kinetic rojo cobrizo conducido por un comerciante de reparaciones y compra venta de teléfonos celulares.
Julio Werner Lutz (30), siete años después, se sentó ayer en el banquillo de los acusados ante el Tribunal Penal 1 de Posadas. Llegó acusado por el juez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo y la fiscal Amalia Benedicta Spinnato, por el delito de “homicidio simple” (artículo 79, que prevé 25 años de prisión como máximo de pena y ocho como mínimo). Fue encartado por un delito con dolo, a diferencia de la mayoría (inmensa) de expedientes por siniestros viales que son caratulados por “homicidio culposo en accidente de tránsito”, cuyas condenas máximas son hoy de seis años de cárcel y diez de inhabilitación para volver a conducir un vehículo a motor.
El Tribunal, en este caso, fue conformado por los jueces Gustavo Arnaldo Bernie (presidente) y Viviana Gladis Cukla y Miguel Mattos, como vocales. La acusación corresponde al fiscal del TP-1, Martín Alejandro Rau. La primera lectura dejó en claro que Lutz fue acusado por violar las leyes de tránsito al no respetar la velocidad máxima permitida, cruzar semáforos en rojo, consumir bebidas alcohólicas y realizar maniobras imprudentes de manejo de su Ford Fiesta Kinetic.
A bordo de este vehículo transportaba a dos jóvenes, una de ellas está citada para declarar hoy (la restante mañana). Ambas aseguraron como testigos en instrucción que Lutz condujo a alta velocidad y tampoco las habría escuchado gritar que frenara la marcha, que la aminorara porque temían por su vida. Instantes antes del impacto a la moto y cuerpo de Vázquez, le advirtieron que lo iba a chocar, le imploraron que frene, pero no habría respondido, colisionó al joven por la espalda y el automóvil no frenó hasta que una de ellas accionó el freno de mano en su desesperada necesidad por finalizar la escena.
Pasadas las 11 de ayer, Julio Lutz decidió ofrecer su coartada sobre el siniestro vial: “Pido disculpas a la familia, fue una tragedia, muy dolorosa y desde ese momento no puedo vivir con normalidad. No quise que esto sucediera, se transformó en un karma de por vida para mí. Insisto, pido disculpas sinceras a toda la familia”. Tras la presentación de sus dispensas, apuntó al hecho: “No declaré antes porque mis primeros abogados no me dejaron. Esa noche compartimos cervezas con las chicas en la exposición de autos en el autódromo y me apuré en salir porque tenía que cerrar mi local (negocio de celulares y accesorio en el centro, Salta y Ayacucho). Puse música fuerte y recuerdo que pasamos la rotonda de la avenida (Cabo de Hornos) e íbamos detrás de otro automóvil que antes del semáforo frena, yo pensé que íbamos a pasar en amarillo y para no chocarlo pegué el volantazo hacia el carril izquierdo y no veo la moto. Siento el impacto y se activan los airbags, frené como pude”.
Lutz también detalló que padece una dolencia física, un tumor cerebral que el afecta la visión. Sostuvo que este problema lo descubrió con posterioridad al siniestro que le costó la vida a Vázquez y por el que fue operado luego de recuperar la libertad bajo caución, tras catorce meses detenido, entre varios puntos por negarse al test de alcoholemia luego del choque y la contundencia de los testigos sobre su accionar al volante y los detalles de las pericias de la Policía Científica. Todos estos datos compilados determinaron la acusación formal por “homicidio simple”. El primer testigo del debate fue Juan Carlos Vázquez, licenciado en criminalística y director de Policía Científica de la fuerza de seguridad provincial.
El expediente lleva su firma en el informe elaborado con los datos periciales. Destacó que no se registraron rastros de frenos y derrapes previos al impacto letal. “No hubo marcas de frenado, tampoco derrapes de volantazos en ninguna dirección”, resumió. Sobre la velocidad del Ford Fiesta, aclaró que se aproximó el resultado luego de analizar la parábola, la distancia que recorrió el cuerpo, alrededor de cien metros, después de la colisión. Recordó que se registró “76,24 kilómetros por hora” a este primer tramo del estudio al que se le suma la disipación de la energía en el vehículo, con un cálculo “entre 15 y 30 por ciento más”, 99,05 kilómetros por hora.
(Fuente: Primera Edición)