El boleto pasó a costar $250 por una resolución del secretario de Transporte René Kegler, por lo que el tope máximo que establece la empresa Servicios Urbanos SA de $600, apenas permite realizar dos viajes con máxima carga. Cuando se fijó ese tope, se podían comprar 12 boletos prepagos. El edil Pablo Velázquez solicitó en septiembre, que incrementen los topes de las SUBE y el propio intendente admitió que es un problema para los usuarios.
El nuevo “boletazo” aplicado por el gobierno renovador en el transporte urbano de pasajeros en el Gran Posadas, tras la resolución del secretario de transporte René Kegler, tiene una consecuencia inmediata en perjuicio de los usuarios: el boleto prepago con las tarjetas SUBE Misionero se vuelve más engorroso, porque el sistema que administra la empresa Servicios Urbanos SA, permite un máximo de carga de $600, con lo que apenas se pueden realizar dos viajes, a los valores vigentes.
De acuerdo con lo establecido por la resolución 005/2023 firmada por Kegler, el boleto prepago con el sistema SUBE Misionero o con la billetera virtual de la empresa SUSA (SUBI) pasó a costar $250 (Posadas), $267 (Posadas), $267 (Candelaria), $325 (Posadas – Garupá), $380 (Posadas – Candelaria) y $325 (Candelaria – Garupá)
Este incremento sorpresivo, que no pasó previamente por audiencias públicas –como ocurrió con los anteriores aumentos de boletos– fue justificado por el secretario de transporte René Kegler, con la reducción en los subsidios nacionales al transporte urbano, el que aún no se implementó y se desconoce su magnitud.
“En el contexto de las medidas anunciadas por el gobierno nacional, que incluye el recorte de subsidios al transporte, se presenta con urgencia la necesidad de reajustar las tarifas vigentes en el marco del Sistema Integrado de Transporte Urbano y Metropolitano denominado ‘Posadas’”, sostiene la resolución firmada por el funcionario renovador.
Según la resolución de Kegler, el aumento del boleto se otorga porque las empresas de transporte urbano del Gran Posadas –la mayoría de las cuales pertenecen al Grupo Zbikoski– “deben afrontar los aumentos de salarios acordados con la Unión de Tranviarios Automotor U.T.A.”, y “para evitar las medidas de fuerza anunciadas que amenazan la continuidad de los servicios públicos de transporte de pasajero”.
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Independientemente de los “argumentos” de Kegler para avalar un aumento del boleto del 66%, sin pasar por audiencias públicas –que la propia resolución 005/23 convoca para el 4 de enero del 2024–, el nuevo “boletazo” implica que será aún más complicado utilizar las tarjetas SUBE Misionero. O sea, habrá más trabas a la compra de boletos prepagos por medio de los plásticos, que mantienen un tope de $600, que fuera fijado cuando el boleto costaba $50 y con la máxima carga se podían hacer 12 viajes en Posadas.
De 12 viajes con la máxima carga en las tarjetas SUBE Misionero, se pasó a 2 viajes en Posadas, y menos aún, si el usuario debe trasladarse de Posadas a Garupá o a Candelaria, y viceversa. Este es un problema que los usuarios vienen sufriendo desde hace meses y, por ejemplo, el concejal de Posadas, Pablo Velázquez, solicitó formalmente al Ejecutivo Municipal, que arbitre los medios para que Servicios Urbanos SA aumente el tope de carga de las tarjetas. Sin embargo, no hubo respuesta oficial a ese pedido presentado a fines de septiembre.
“Seguir con un tope de 600 pesos parece ridículo. En algún punto pareciera ser que tanto la empresa como la política le toma el pelo a la gente”, expresó el edil a Radio Up 95.5 en septiembre y añadió que en varias oportunidades plantearon la problemática al director de Movilidad Urbana, Lucas Jardín, pero siempre obtienen un “esto no se puede”, “aquello tampoco”.
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Este medio intentó comunicarse con el mencionado Kegler, con Lucas Jardín y con el intendente Leonardo Stelatto, para conocer su opinión sobre la decisión de la empresa Servicios Urbanos SA de mantener el tope de $600 en las tarjetas SUBE Misionero, pero no hubo respuestas.
En este sentido, vale recordar que el propio Stelatto admitió públicamente que el actual tope de carga en las SUBE Misionero, “termina siendo un trastorno”. Y el pasado 9 de diciembre, Stelatto prometió ampliar el tope de carga de las SUBE Misionero. “Hemos solicitado, hemos trabajado hasta con el Concejo Deliberante para esto, porque entendemos que corresponde tener un margen mucho mayor (en las tarjetas SUBE) y se dificulta ir todos los días o cada dos días, a cargar la tarjeta SUBE (Misionero) Estamos trabajando en la ampliación”, dijo Stelatto en una entrevista radial.
Hasta el momento, la promesa de Stelatto no se cumplió y empleados de SUSA, sostienen por lo bajo a los usuarios que la empresa Z no va a ampliar el tope y que mantendrá su política de no imprimir nuevos plásticos, desalentando el pago con este sistema.
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Curiosamente, SUSA ofrece a los usuarios, que se instalen la aplicación de la billetera virtual que permite el boleto prepago por este medio electrónico que utiliza un lector de código QR. Pero este sistema único de boleto inteligente (SUBI), perjudica a la competencia del Grupo Z, la empresa Bencivenga (Río Uruguay), que no cuenta con los lectores QR en sus colectivos de las líneas 14, 16, 23 y 28.
Sin embargo, el boleto prepago con las billeteras SUBI, además de implicar el uso de teléfonos celulares con carga y crédito, muchas veces falla en los colectivos del Grupo Zbikoski (Don Casimiro y Tipoka), lo que obliga al usuario a pagar el boleto en efectivo, lo cual es más caro y aporta un beneficio adicional a las empresas: lo que se factura con dinero físico, las empresas pueden informarlo por declaración jurada. Y esto posibilita la adulteración de los números de facturación del grupo de transporte metropolitano más grande de Misiones.
Al respecto del “boletazo” y de los problemas con las SUBE Misionero, que tienen que ver con el tope de carga y con los escasos puntos de recarga que ofrece la empresa Z, Servicios Urbanos, Luis Gilardoni, el referente de Acción Vecinal (un grupo de vecinos de la zona sur de Posadas), comentó: “el decreto está, mañana ya aumenta el boleto. Vamos a ver cómo nos paramos en la audiencia pública (del 4 de enero), principalmente (porque el tope de) la tarjeta SUBE no ha aumentado”, reveló.
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“Y también vamos a apuntar a que tiene que haber más plásticos (SUBE Misionero) y que no sea una obligación (el pago con QR) preparándonos ya para lo que se viene”, fustigó Gilardoni, quien recordó los días “de terror que tuvimos cuando (las empresas) sacaron (colectivos y redujeron las) frecuencias y la gente en las distintas paradas, esperando una hora o dos horas porque venían llenísimos los colectivos”.
“Esta es la primera vez que el boletazo no pasa por audiencia pública. En la última audiencia pública, se estableció” que el último aumento del año “sería el primer día de diciembre”, completó Gilardoni.
El trasfondo económico de este boletazo en el Gran Posadas, con una empresa desalentando el pago del boleto prepago por medio de tarjetas magnéticas, es bastante evidente. Sin números precisos sobre la cantidad de boletos vendidos diariamente en Posadas –un dato que maneja celosamente la empresa Servicios Urbanos SA–, se puede especular con que hay una diferencia multimillonaria a favor de las empresas de transporte.
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En 2020, el CEO del grupo Z, Marcelo Zbikoski, reveló que en Posadas “transportamos diariamente 110 mil pasajeros”. Suponiendo un mínimo de dos boletos por usuario, son 220 mil boletos diarios. A un valor de $150, son $33 millones diarios de recaudación, pero a $250, el número sube a $55 millones.
Es decir, el aumento decretado por Kegler, antes de conocerse el grado de los recortes de subsidios nacionales al transporte y antes de que se implementen, habría dejado una diferencia a favor de $22 millones diarios a las empresas del Grupo Z. Ese aumento en la recaudación, multiplicado por los 15 días que hay entre el 21 de diciembre y el 4 de enero -día de las audiencias públicas-, son $330 millones a favor de las empresas.
Esta facturación colosal –que es estimativa y podría ser mucho mayor– se da en un contexto en el que prácticamente no hay contralor a las empresas del Grupo Z, las cuales pueden alterar frecuencias, recortar servicios y cambiar recorridos, entre otras medidas, en perjuicio de los usuarios.
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