La medida adoptada por los empresarios del transporte urbano, no fue informada a los usuarios o a las autoridades municipales, que no intervienen. Además de esperar en las paradas, una hora como mínimo entre colectivos de la misma línea, los usuarios viajan hacinados por la menor circulación de unidades. El secretario de transporte René Kegler y los intendentes del Gran Posadas, hacen “silencio stampa” frente a la maniobra del Grupo Z y de Bencivenga.
Desde el pasado jueves 19 de octubre, las empresas que integran el Grupo Zbikoski, comenzaron a reducir las frecuencias de los colectivos urbanos en el Gran Posadas, sin previo aviso y sin ninguna justificación, ante la anuencia o complicidad de las autoridades provinciales y municipales.
Desde este lunes, la medida que beneficia a las empresas de colectivos –porque se reducen los costos operativos al haber menos unidades, pero mantienen la recaudación por los usuarios “cautivos” del transporte urbano– se extendió a la única empresa que compite con Don Casimiro y compañía, ya que Bencivenga también redujo la cantidad de colectivos operando y empeoró las frecuencias.
La particularidad de esta medida –una suerte de lock–out patronal– de la totalidad de las empresas de colectivos urbanos del Gran Posadas, es lo brusco de la caída en la frecuencia: si en horarios pico, usualmente pasaba un colectivo cada 10 o 15 minutos, ahora pasan cada 60 minutos como mínimo. En algunos casos, la espera puede prolongarse a los 90 minutos. Y en horario nocturno, los colectivos virtualmente desaparecen de las calles posadeñas.
En la práctica, las empresas utilizan una frecuencia de “horario nocturno” durante toda la jornada, perjudicando a los usuarios del transporte urbano y a los choferes: los primeros deben esperar más y viajar en peores condiciones –porque la menor disponibilidad de ómnibus deviene en hacinamiento dentro de las unidades–, y los segundos pierden horas extra (salarios) con una mayor tensión laboral –por tener que transportar más personas por kilómetros recorridos–.