En un fallo que marcó un hito en la historia reciente de la Unión Cívica Radical (UCR), el Tribunal Nacional de Ética, presidido por Juan Pedro Tunessi, resolvió la separación de los diputados Martín Arjol, Luis Picat y Mariano Campero de las filas partidarias.
“Fue una resolución después de un larguísimo y controvertido proceso disciplinario”, expresó Tunessi en diálogo con Radio Up 95.5, subrayando que el procedimiento cumplió con el reglamento del tribunal y respetó el debido proceso.
El caso comenzó cuando los diputados, en un contexto polémico, decidieron votar a favor del oficialismo en la Ley de Movilidad Previsional y Seguridad Social, desobedeciendo la postura oficial de la UCR. “No es por haber cambiado el voto ni por haber votado al margen del bloque”, aclaró Tunessi. “Aquí hay un contexto distinto: se trataba de una iniciativa del radicalismo votada por unanimidad, que involucraba a los jubilados y representaba una modesta mejora en sus ingresos”.
Sin embargo, los legisladores se reunieron con el presidente de la Nación el día previo a la votación. “Fue una reunión humillante, con fotografías de carácter festivo, casi burlonas, selfies que indicaban una cuestión afrentosa”, describió Tunessi. Al día siguiente, votaron a favor del gobierno y en contra de la posición partidaria.
“Esto agravia la dignidad del partido porque involucra a todo el conjunto de los radicales. El sentido de pertenencia a un partido político impone respetar ciertos principios, valores y normas”, sostuvo el presidente del tribunal.
El proceso y sus consecuencias
El fallo del tribunal, aunque “no unánime, pero casi”, contó con un voto disidente del Dr. Lótero Barrios Arrechea, quien propuso una sanción menos severa. “Él planteó una suspensión que se da por cumplida desde septiembre hasta la fecha”, explicó Tunessi. “Sin embargo, sus fundamentos tampoco son laudatorios para la conducta de los tres afiliados”.
El fallo del tribunal no está firme hasta que la Convención Nacional de la UCR lo ratifique o rectifique, lo que requiere una mayoría de dos tercios. “Si la convención no tiene los dos tercios, ellos volverán a formar parte del partido”, señaló Tunessi. “Por ahora, están separados de las filas del radicalismo, aunque el fallo no está firme”.
Tunessi también explicó la importancia de la Convención Nacional en este proceso: “Es el órgano máximo del partido, con más de 400 miembros, y tendrá que resolver esta situación. Lo más probable es que se reúna en marzo para tomar una decisión definitiva”.
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El impacto reputacional en juego
Tunessi defendió el fallo del tribunal, compuesto por más de 50 páginas, como un análisis profundo y fundamentado: “No estamos diciendo que esté mal cambiar un voto ni que queramos imponer una única visión dentro del partido. Estamos diciendo que si alguien pertenece a un partido, tiene que cuidar su unidad, su reputación y el impacto que sus acciones tienen sobre el colectivo”.
“No se puede hacer cualquier cosa invocando ser radicales”, enfatizó. “El radicalismo es una organización voluntaria, pero quien decide afiliarse debe respetar los principios y valores que esta impone. Hay cientos y miles de radicales en el país que no estuvieron de acuerdo con esta posición”.
Tunessi cerró destacando la gravedad del caso y las expectativas sobre la Convención Nacional: “Esto no se trata de un capricho ni de un matiz ideológico. Fue un hecho de gran magnitud que afectó a todos los radicales del país”.