José Luis Volando, vicepresidente de la Federación Agraria Argentina y productor tambero, dialogó con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5 y señaló que “la actividad sigue atravesando dificultades, aunque la situación mejoró levemente en comparación con años anteriores”.
“Si uno va a decir cómo venían los tambos hasta el año pasado, venían muy, muy mal”, explicó Volando, recordando el impacto de los altos costos y los bajos precios. “Los alimentos tenían precios muy altos y la leche un precio muy bajo. Viene de arrastre, con secas y con malos precios que hacían que los tambos se fueran dejando”.
Sin embargo, el dirigente destacó que actualmente el panorama es algo más alentador: “Hoy la foto para el tambo es una de las pocas producciones que no estaría tan mal”. Esto se debe, en gran parte, al abaratamiento de los insumos. “El alimento, la soja y el maíz tienen un precio muy bajo, y por lo cual la leche, al haberse mantenido el precio, no tiene una posición tan desventajosa”.
Cierre de tambos y concentración del sector
A pesar de esta leve mejora, la actividad sigue en crisis. “Si vamos a comparar el fin del año 2023 con el fin de este año pasado, 2024, se dejaron el 10% de los tambos”, señaló Volando. Este fenómeno responde a un problema estructural que lleva tiempo gestándose. “La decisión de abandonar la producción no es de un día para otro. Hay animales, cuestiones biológicas, la planta… Vos tenés que prever qué vas a hacer para adelante”.
El dirigente también explicó cómo la concentración del sector ha evitado una caída en la producción: “Cuando te hablo de que se dejó el 10% de los tambos, estamos hablando de los tambos familiares, que son absorbidos por los grandes. Por eso no hay una caída en la producción”.
Actualmente, la mitad de la producción de leche en Argentina proviene de pequeños tambos familiares y la otra mitad de megatambos industriales. “En mi campo son 150 hectáreas, hay dos familias, uno que es el tambero, el otro que es el mixero, que le da la comida a los animales”, relató Volando sobre su propia experiencia. “Cuando uno dice el tambero es la señora, son los hijos que también colaboran en la actividad”.
Por otro lado, los grandes establecimientos funcionan con una lógica industrial: “Estamos hablando de tambos que tienen 700 animales, en donde la forma de trabajo no es familiar, sino que es tipo como una industria. Vos tenés el ordeñador, que lo único que hace es ordeñar y tiene su horario, y tenés el tractorista, que únicamente hace el trabajo del tractor”.
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El impacto del congelamiento de precios
El precio de la leche se mantuvo congelado desde agosto de 2024. “Hace aproximadamente siete meses que estamos cobrando el mismo precio”, precisó Volando. Hoy, los tamberos reciben $430 por litro, lo que genera incertidumbre en un contexto inflacionario y de costos variables.
Además, el consumo interno cayó drásticamente. “La gente está comprando menos leche, está comprando menos carne, porque no tiene poder adquisitivo”, explicó el dirigente. Esto genera un excedente que se destina a la exportación. “Fluctúa todos los años entre el 10 y el 20%”.
El atraso cambiario y la competencia externa
El otro gran problema que enfrenta el sector es el tipo de cambio. “El dólar atrasado nos perjudica, no porque el yerbatero y el tambero sean ineficientes, sino porque llega la yerba de Paraguay, llega la yerba de Brasil, y en su momento va a llegar el queso de Francia más barato que nosotros fabricamos en Córdoba”, advirtió Volando.
El futuro del sector dependerá de cómo se resuelvan estas variables. Mientras tanto, los pequeños productores siguen resistiendo en un contexto adverso. “Hoy el tambo está funcionando, lo que no significa que estemos bien, sino que nos vamos recomponiendo de los años pasados”, concluyó Volando.