La ciencia y la tecnología en Argentina atraviesan una crisis sin precedentes. El recorte presupuestario golpeó a los principales organismos de investigación, afectando tanto el desarrollo de proyectos como la continuidad de los investigadores en el país.
“Es como ver un choque de tren en cámara lenta, esta vez no tan lenta la cámara”, afirmó Nicolás Lavagnino, director del Grupo EPC-CIICTI del CONICET, quien en diálogo con “El País de la Libertad” de Radio Up 95.5 describió el panorama actual.
La reducción de los fondos destinados a la ciencia en Argentina fue drástica. “El sector ciencia fue muy afectado junto con otras áreas como salud y educación, y perdió en términos reales un 32,9%. Es la caída más grande de la historia desde que se mide esta función en el sistema presupuestario argentino desde el año 72”, explicó Lavagnino.
Para este año, los especialistas preveían una caída del 2 al 5%, pero la realidad es mucho más cruda: “El dato de enero comparado con enero del año anterior muestra que se gastó un 29% menos. No un 2 o un 5% como preveíamos, sino que a la caída del 32% le agregamos otra del 29%”.
Los efectos de este ajuste se reflejan en la reducción del empleo en el sector. “En 2014, había 3.666 puestos de trabajo más. En un sector pequeño, desaparecer el 5% del empleo en un año es crítico”, señaló Lavagnino. “Nos cuesta mucho formar un investigador, entre 12 y 15 años y alrededor de medio millón de dólares cada uno”.
Además, muchos de los científicos que dejan el país llevan consigo su conocimiento. “La vieja figura de la fuga de cerebros es, básicamente, la exportación de personal altísimamente calificado que se va a otro lado. Nosotros le estamos financiando los equipos de investigación a otros países, a Francia, España, Estados Unidos, Canadá, Japón, Inglaterra, lo que usted quiera”.
Entre los organismos más afectados están la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales), que “desde 2023 perdió el 72% de su presupuesto”, y el INTI, que “perdió el 58%”. La Agencia de Investigación, Desarrollo e Innovación “cayó el 70% el año pasado y sigue cayendo este año”. En tanto, el exministerio de Ciencia y Tecnología, ahora convertido en una subsecretaría, “cayó un 94% en términos reales”.
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El CONICET, aunque sufrió un fuerte ajuste, es uno de los organismos que menos perdió, “en parte porque tiene un mayor componente salarial, lo que hace que la caída no sea tan abrupta”. Sin embargo, los salarios también se han visto gravemente afectados: “Los salarios vienen cayendo mes a mes. En este momento están entre 25 y 30 puntos por debajo de noviembre de 2023”.
Las condiciones actuales no solo afectan a los científicos en actividad, sino también a las nuevas generaciones. “Yo como investigador, por ejemplo, no sé si me gusta mucho proponerle a los chicos que empiezan hoy que se dediquen a la investigación. Hay pocas becas y no es nada promisorio el importe que tienen”, confesó Lavagnino.
Además, los insumos para la investigación también escasean: “Los investigadores que necesitan insumos, productos de laboratorio, equipamiento o realizar trabajos de campo saben que todo eso está completamente detenido. El grado de ejecución de todo eso es prácticamente nulo o muy bajo”.
El panorama que describió Lavagnino es alarmante. “Es un desastre. Nosotros venimos viendo esto mes a mes, pero para nuestra sorpresa la pendiente hacia abajo que pensábamos que se iba a empezar a atenuar sigue en la misma inclinación, hacia abajo”.