Había sido hospitalizado en un sanatorio de Resistencia, donde permanecía bajo pronóstico reservado.
Miguel, quien no estuvo presente en la vida de Cecilia desde su infancia, había roto el silencio recientemente en una entrevista donde expresó su deseo de que los responsables pagaran por lo que le habían hecho a su hija. Si bien su salud le impedía participar en las marchas por justicia, había manifestado su preocupación y tristeza por la tragedia.
“Por mi problema de salud, no salí en su momento. Tengo un par de stent y problemas cardíacos”, había detallado, explicando la razón de su ausencia en las movilizaciones. A pesar de la distancia, Miguel mantenía contacto regular con la madre de Cecilia, Gloria Romero, con quien compartía el dolor por la pérdida de su hija.
Fue Gloria quien se comunicó con Miguel el día en que Cecilia desapareció, el fatídico 2 de junio, cuando la última imagen de la joven con vida la mostraba entrando a la casa de los padres de César Sena. Miguel, con lágrimas en los ojos, recordó a Cecilia como su ‘bebé’ y la llamaba cariñosamente ‘Yeye’.
Miguel fue vinculado en un momento con la familia Sena debido a su relación con Patricia Acuña, hermana de la líder del movimiento piquetero. Sin embargo, Miguel aclaró que su relación con Patricia se limitaba a haber sido compañeros de secundaria y mantener un contacto ocasional a través de redes sociales.
Miguel murió el mismo día en el que Cecilia cumpliría 29 años, razón por la cual su madre encabezó una nueva marcha para recordar a su hija, exigir justicia y recordarla en el día de su cumpleaños. Con brillos, globos rosas y carteles que rezaban: ‘Falta Cecilia’, cientos de personas se sumaron a la movilización.
(Fuente: Infobae)