Más de 120 familias dependen directamente de la producción y venta de chipa en la localidad misionera.
José Besbergui, secretario de la Cooperativa de Chiperos de Santa Ana, dialogó con “La Mañana Informativa” de Radio Up 95.5 y compartió los desafíos que enfrenta esta industria tan arraigada en la región y cómo sus miembros buscan mantener viva una tradición que lleva más de 37 años.
“En 2024, los primeros seis meses fueron muy complicados. Subió todo: queso, almidón, luz, agua y especialmente la margarina vegetal, que depende del dólar. Eso afectó mucho a los vendedores ambulantes que luchan día a día por el sustento,” comentó Besbergui.
La chipa, un alimento emblemático, vive un descenso en la producción. “Hoy fabricamos entre 3.000 y 5.000 chipas diarias entre las cuatro fábricas de Santa Ana, lejos de las 12.000 de hace unos años”, explicó. A pesar de esto, el diálogo entre los fabricantes ha sido clave para manejar los precios en tiempos de crisis.
El impacto de la autovía y el puente
El diseño de la autovía, pensada para facilitar el turismo hacia Iguazú y San Ignacio, afectó gravemente al comercio local. “La autovía nos afectó directamente. Tanto negocios como estaciones de servicio sufrieron las consecuencias del puente que pasa por encima de la ruta,” señaló Besbergui.
Años atrás, un esfuerzo conjunto logró que la ruta provincial se mantuviera por encima de la nacional para minimizar el impacto, pero la situación sigue siendo compleja.
Un termómetro social sobre ruedas
Para los chiperos, los colectivos son más que un medio de transporte; son una plataforma de venta y un indicador de la economía. “Cuando hay muchos pasajeros en los micros, sabemos que hay más demanda. Los días de mayor venta son los lunes, cuando la gente viaja hacia Posadas, y los viernes, cuando regresa al interior,” detalló Besbergui.
La dinámica entre chiperos y pasajeros crea una especie de microcultura. “El pasamanos de chipa y plata en los colectivos genera una interacción única. A veces es como una cadena solidaria,” añadió.
Leé más: Incendios en Misiones | “La quema de pastizales del día sábado fue intencional”, sostienen bomberos
Estrategias para mantener la calidad
La competencia entre las cuatro fábricas locales ha impulsado a los vendedores a buscar soluciones innovadoras. “Antes se cargaba mucha chipa de una sola vez, pero ahora sacamos pequeñas cantidades constantemente para mantenerla tibia. Así podemos ofrecer siempre un producto más fresco,” apuntó Besbergui.
Sin embargo, mantener la chipa caliente sigue siendo un desafío. “Hemos probado con exhibidores térmicos, pero se resecan demasiado. Es como un pan que pierde su esencia,” reconoció.
El invierno, la temporada estrella
Finalmente, y contrario a lo que podría pensarse, Besbergui indicó que el verano no es la mejor época para la venta de chipa. “Es en invierno cuando más se vende, porque la gente toma más mate. El turista del NEA puede consumir algo, pero no es el principal cliente,” agregó.