En diálogo con “RX – Realidad Mixta” de Radio Up 95.5, el economista Javier Gortari, licenciado en Economía y especialista en economías regionales, analizó de la situación actual de la yerba mate en Argentina, la cual plantea un panorama sombrío, especialmente para los pequeños productores.
Gortari, junto a Leonardo Batista, presentó recientemente su estudio “El DNU 70-2023 y la desregulación yerbatera: Esta película ya la vimos”, en el que se evalúan los efectos económicos y sociales del decreto de necesidad y urgencia (DNU) emitido en diciembre de 2023.
“Es como ‘Volver al Futuro’”, comentó Gortari, quien explicó cómo este decreto evoca una etapa de los años noventa en la que el sector fue desregulado, afectando a los productores más pequeños. “Pasó en diez años de regulación, en los noventa con el decreto Menem-Cavallo, que terminó con la Comisión Reguladora”, reflexionó Gortari.
Pérdida de ingresos para los pequeños productores
La decisión del gobierno tuvo efectos inmediatos en los precios de la hoja verde de yerba mate. Según el economista, “en diciembre se estaban discutiendo de llegar hasta 500 pesos por kilo de hoja verde, se terminó pagando 180”. Esta pérdida de valor en el precio de la materia prima significó, en sus palabras, “una pérdida de ingresos para el sector productivo enorme”.
De acuerdo a su análisis, este tipo de situaciones, caracterizadas como crisis, generan inevitablemente “ganadores y perdedores”, siendo los principales beneficiados “las grandes empresas que concentran el 50-60% del mercado”, mientras que los perjudicados resultan ser “los pequeños productores y los tareferos”.
Por otro lado, Gortari explicó el impacto de la reducción de los precios en términos concretos: “Cada 100 pesos menos que se baja el kilo de la hoja verde en términos de los precios pagados al productor, se transfieren del sector primario pensando en una cosecha de 900 millones de kilos, se transfieren 90 millones de dólares al sector industrial comercial. Como los pesos que bajaron fueron casi 200 pesos, estamos hablando de 180 millones de dólares”.
Em tanto, el economista destacó cómo la desregulación beneficia exclusivamente a “cuatro o cinco empresas” que han aumentado sus ganancias, mientras que el pequeño productor y el tarefero son quienes deben asumir las pérdidas. “Esta riqueza yerbatera produce una enorme pobreza y situación muy complicada”, sostuvo.
Un escenario preocupante para la economía provincial
La situación actual, según Gortari, afecta a una población significativa en Misiones, que incluye a más de 15.000 productores, así como al comercio de las comunidades. “Estamos hablando de 100, 150 mil personas, pensando en la familia de tareferos y pequeños productores y en la economía provincial en general”. En este contexto, el economista explicó que, mientras que “está bien que [las empresas] tengan ganancias, pero no ganancias extraordinarias como las que han logrado con este proceso”.
La desregulación también tiene un impacto a largo plazo, ya que promueve la “reconversión de yerbales viejos o pequeños” hacia otras actividades, en especial la forestación. Esto se presenta como una alternativa atractiva para quienes quieren hacer negocios con la tierra, especialmente en el marco del “régimen de incentivo a las grandes inversiones” que busca promover actividades como la forestación en Misiones.
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El desafío de la reconversión del sector yerbatero
Ante este panorama, Gortari reflexionó sobre las políticas necesarias para sostener al pequeño productor. A su juicio, el modelo de mercado abierto que impulsa el DNU no es adecuado para el sector. “Si la política es generar otro Arauco u otro Alto Paraná, seguramente se va a beneficiar a una cantidad mucho menor de empresas, pero más eficientes”, aseguró el economista, quien señaló que los pequeños productores tienen rendimientos muy inferiores a los de las grandes empresas. “Mientras el pequeño productor tiene rendimiento de 4.000 kilos por hectárea, un productor grande con tecnología está cerca de 20.000”.
Con el objetivo de aumentar la productividad, el DNU establece que se eliminen las limitaciones a la plantación de yerba mate, lo que favorece la expansión de las grandes empresas en detrimento de los productores más pequeños. “Eso es como de más largo plazo, porque lo del precio es la cosecha y lo de más largo plazo es hacia dónde va la economía regional yerbatera”, concluyó.