Así lo reveló Emiliano Leiría Suarez, corresponsal de Radio Mega en Santa Ana, en diálogo con “La Última Rosca” de Radio Up 95.5. Según explicó, la presencia de un cuerpo de preventores municipales despertó una gran preocupación en los vecinos.
A raíz de ello, los residentes presentaron diversas denuncias tras la implementación de un programa de “prevención de seguridad” que parece tener efectos represivos en lugar de protectores, ya que los vecinos no se sienten libres de disfrutar de los espacios públicos sin ser interrogados, controlados o incluso sancionados.
Según Suárez, la plaza de Santa Ana, que solía ser un lugar de encuentro y disfrute para los vecinos, se convirtió en un escenario de vigilancia constante a partir de las nueve o diez de la noche. “A partir de las 21/22 horas empiezan las recorridas por el centro de Santa Ana y no permiten que los vecinos estén en espacios públicos”, relató el corresponsal, quien añadió que los preventores municipales actúan de manera intimidante.
Estos agentes, además de pedir documentos, toman fotos a las patentes de autos y motos y cuestionan a las personas sobre el motivo de su presencia en el lugar. “Si uno no contesta o no tiene la documentación, es plausible de un acta de infracción”, aseguró Suárez, indicando que estas prácticas generaron molestia y descontento entre los vecinos.
El equipo de preventores, que fue aprobado por las autoridades locales hace algunos meses, realiza rondas en el centro de la localidad y especialmente en la plaza, uno de los lugares preferidos por los vecinos para reunirse. La situación llegó a tal punto que, según Suárez, “no se puede tomar ni siquiera un mate en la plaza”.
La vigilancia, explicó, no permite siquiera que los vecinos lleven una silla plegable para disfrutar de una noche en compañía: “Los preventores de seguridad les piden documentos y muchos se quejaron en redes sociales, diciendo que ni siquiera se presentan, no mencionan quiénes son y no tienen identificación”.
Por otra parte, Suárez afirmó que los preventores “sacan fotos a las patentes de las motos o los autos, sin qué ni para qué”, añadiendo que la comunidad reaccionó negativamente ante estas prácticas.
Además, señaló que la falta de información sobre el propósito y la legalidad de estas acciones es otro motivo de angustia para los residentes. “¿Cuál es la infracción? Esa es la gran pregunta”, apuntó Suárez.
Una de las principales preocupaciones que plantea esta situación es la capacitación de los agentes preventores. Según Leiría Suárez, los preventores recibieron formación de parte del secretario de seguridad municipal, Alejandro Bonetti, pero el corresponsal admite que desconoce si este entrenamiento tiene algún carácter profesional o aval provincial. “Hubo una capacitación por parte de gente de la provincia y del secretario de seguridad municipal… pero si vos me preguntas qué título lleva profesional esta capacitación, desconozco si es de carácter profesional o si estaba avalado por la provincia”, comenta Leiría Suárez.
En tanto, y a pesar de esta capacitación, la falta de profesionalismo en los métodos de los agentes parece ser evidente, ya que muchos de los vecinos se quejan de que los preventores ni siquiera se presentan adecuadamente. “Si yo entiendo de que se capacitaron y no saludan o no se presentan como corresponde ante el ciudadano, eso está mal”, sentenció el corresponsal. Según su relato, los agentes visten un uniforme con un color amarillo y negro distintivo, pero no cuentan con una identificación formal que permita a los ciudadanos saber a quién están tratando.
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Operativos nocturnos y controles policiales
La intervención de los preventores se complementa con controles policiales que, de acuerdo con Suárez, son igualmente cuestionables. Estos controles suelen realizarse en la avenida principal y en las inmediaciones de la plaza, pero la manera en que se implementan despertó el descontento. “La forma en que hacen los controles sin señalización, sin luces sobre las avenidas…cuando vos ves un control de policía, lo primero que uno se tiene que ver es si hay conos, si hay luces bien identificadas. Esto es de noche, recordemos que es de noche… y esto no se ve”, describió el corresponsal.
Además, Suárez indicó que estas prácticas disuaden a los residentes de disfrutar de la plaza y los espacios públicos: “De 21 hasta casi las 12 de la noche la plaza queda vacía y ya no pueden estar haciendo algo en ese horario, por lo menos en el centro como era antes”.
“Convirtieron este cuerpo preventores en una suerte de organización de espionaje y han mandado a todos los vecinos de Santa Ana a las casas de noche”, afirmó un residente en redes sociales.
La comunidad de Santa Ana espera una respuesta clara de las autoridades locales que explique el propósito de estos agentes y que defina sus competencias de manera transparente, ya que, como señaló Suárez, la actual “falta de claridad y comunicación solo alimenta la inquietud y descontento de los vecinos”.