Finalmente nos encontramos en las horas posteriores al “Día D”. Ayer nuestro país fue nuevamente a las urnas para elegir a sus próximos mandatarios. Casi sin sorpresas, el escenario de balotaje se encuentra más vigente que nunca al no llegar ninguno de los candidatos al piso mínimo del 45% o a despegarse de su competidor por más del 10%.
Lo que sí causó sorpresas fueron los resultados que lejos de lo que se esperaba, posicionó a Sergio Massa en el primer lugar de los resultados con el 36% de los votos, seguido por el libertario Javier Milei con el 30% y dejando recluido a Juntos por el Cambio a un tercer lugar con apenas el 23%.
Sin lugar a dudas, la Provincia de Buenos Aires fue la principal responsable de la victoria de Sergio Massa a nivel nacional. Axel Kicillof fue reelecto con un cómodo 45% por ciento de los votos, dejando muy atrás a sus perseguidores; lo cual evidenció la mala campaña de los libertarios y lo mal que le hizo la interna a Juntos por el cambio.
Massa creció en varios distritos más, jugando fuerte con los gobernadores y los oficialismos provinciales, a quienes ya los incluyó en un próximo gobierno. Misiones no fue la excepción, ya que, porcentualmente hablando, obtuvo casi 10 puntos más en relación a las elecciones de las PASO, terminando esta vez a solo 4 puntos de Javier Milei que volvió a repetir el resultado del 42% de Agosto.
Milei se sostuvo en la generalidad de los distritos, cosechando 700 mil votos más que en las PASO, lo que le permitió alzarse con 39 diputados nacionales y 8 Senadores, posicionándose más allá de quien asuma en diciembre, como la 3ra fuerza en ambas cámaras.
Juntos por el Cambio fue la gran decepción, sacó 600 mil votos menos que en las elecciones PASO cuando compitieron Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, interna que no solo no fortaleció, sino que produjo la migración de votos casi directamente al Frente de Unión por la Patria. Ni la estructura nacional de 10 gobernaciones, ni la fuerza de cada uno de los partidos que lo componen con sus respectivos legisladores, pudo ubicar a la coalición en escenario de balotaje.
Los jóvenes hoy sostienen a la Argentina del abismo, impidiendo el avance del Kirchnerismo que desde la creación del Voto Joven no ha podido recalar en este electorado que hoy representa casi el 50% del padrón electoral si tomamos la franja de entre los 16 y los 35 años.
Hoy quienes no quieren irse del país, quienes ante la desesperanza no ven salida aquí pero aún se quedan, y quienes tienen la mirada de un país completamente distinto al que vivieron toda su vida por ser hijos del Kirchnerismo, deben salir a convencer al público mayor que recientemente los tildó de irresponsables y de jugar con el futuro del país, para no caer nuevamente en 8 años más de los K.
Los números ya están a la vista, comienza una nueva elección el 19 de noviembre. Sergio Massa y Javier Milei saldrán a disputarse el porcentaje restante de la torta que los lleve al sillón de Rivadavia el próximo 10 de diciembre. Discursos más moderados, negociaciones con el radicalismo y el PRO, acuerdos con Schiaretti y la búsqueda de terminar con el dicho del “más vale malo conocido que bueno por conocer”, serán los ejes de una campaña corta pero igual o más de sangrienta que esta última, con el Kirchnerismo con el control absoluto de los medios y de la caja.
La elección nunca fue tan clara: ser cómplices del Kirchnerismo, de los Insaurraldes, de quienes se quedaron con las vacunas y nos llevaron a una hiperinflación con un dólar a más de $1000, o decidir de una vez por todas armar un proyecto serio de país que permita terminar con quienes nos trajeron hasta acá. Empieza la cuenta regresiva, esperemos que tanto remar en la orilla no sea para terminar siendo gobernados por los mismos de siempre.