La muñeca Barbie ya en sus inicios, causó gran controversia para la época. Generalmente, en aquellos tiempos, a las niñas se les regalaban muñecas bebés. Este hecho fomentaba el juego simbólico, permitiéndoles identificarse con el rol de madres y promovía habilidades vinculares importantes, como ser el cuidado del otro, la protección e higiene, y, fundamentalmente, estimulaba el cariño y amor.
Cuando surgió la muñeca Barbie, allá en 1959, esta se posicionó como icono de belleza; una belleza estereotipada, tanto de cuerpo como de rasgos específicos. Las críticas estaban orientadas solo a un aspecto del multifacético personaje. Con el paso del tiempo, salieron nuevas versiones de Barbie, con las que se representaron diferentes profesiones y oficios, como ser veterinaria, empresaria, gimnasta, peluquera y muchas más hasta la fecha.
A pesar de ser catalogada de forma negativa, Barbie ha personificado 150 carreras con el correr de los años; desde las más simples a las más complejas, incluyendo Barbie astronauta (1965), Barbie doctora (1988) y Nascar Barbie (1998). De esta manera, bajo el lema “sé lo que quieras ser” enseña que la mujer puede desempeñar cualquier oficio y profesión de manera competente.
Hoy, con el estreno de la película, podemos identificar y reconocer nuevas facetas de este personaje. Barbie es una mujer que gobierna su vida, tiene trabajo y comparte aventuras y experiencias con sus amistades. Expuesto así, Barbie ayuda a generar una concepción y apertura mental para validar las emociones y expectativas que cada niña tenga y sueñe respecto de su propio futuro y la posibilidad de alcanzarlo.
La vida consiste en una serie de situaciones y procesos continuos en cambio constante. En todo proceso de maduración y a raíz de una multiplicidad de factores, internos como externos, las personas pueden alejarse de sí mismas, de sus gustos, intereses y actividades que generaba satisfacción con el objetivo de ser incluido y pertenecer a un grupo social.
En estos casos rescato el valioso mensaje de la película, ya que invita a reconectarse con uno mismo, toca las fibras más íntimas entre quien eras y quien quieres ser, te permite desde la nostalgia de quienes han jugado con ella en el pasado, a vestir rosa sin prejuicios, ponerte brillos y ser fiel a uno mismo.
Se necesitó de mucho tiempo, años, para dar cuenta de que la Barbie, más allá de ser una muñeca, abrió una puerta mental y estimuló a muchas personas a aceptar la posibilidad de llevar el estilo de vida que en el fondo deseaban, y animarse a “ser lo que quieren ser”.
María Selene Bortolotti
Psicóloga. Mp 606
Especialista en Terapia Cognitiva Conductual