Hoy 9 de Julio recordamos el 207 Aniversario de la Declaración de Independencia de nuestro país, día en el cual se concretó en Tucumán la separación de las Provincias Unidas del Río de la Plata del Reinado Español.
Rezaba en un pequeño fragmento de la declaración firmada: “Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos (…), declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias (…)”.
En remembranza de aquel día, las batallas que nos llevaron hasta lograr la independencia y toda la sangre derramada por nuestros compatriotas, es nuestra obligación moral y ética defender las bases sobre la que fue construida nuestra nación, que con el pasar del tiempo fue olvidándose un poco de sus inicios.
Hoy en una Argentina inmersa en los oportunismos, las conveniencias, las negociaciones personales, el avasallamiento de los derechos individuales y la falta de diálogo, es imperioso volver a encontrar el sendero de la comunidad y la convivencia.
Más de 200 años después de aquel suceso, nuestros dirigentes han perdido el eje de la construcción de un país en común, con la idea de una Argentina que involucre a todos los sectores y tenga la mayor amplitud de voces. A contrario sensu, se busca desprestigiar y atacar a todo aquel que piense diferente, imponiéndose la idea propia por sobre la del colectivo.
Lo cierto es que nos encontramos rumbo a una nueva elección presidencial, donde los nombres se imponen por sobre las ideas, y el objetivo de llegar a como dé lugar al Sillón de Rivadavia, es mucho más fuerte que el de reconstruir un país que está al borde del abismo.
Remembremos las gestas de la independencia, a los padres de la patria y en especial al cierre de esta hermosísima declaración tan difícil: (…) “Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama”.
Feliz día de la Independencia ¡VIVA LA PATRIA!