Loris Zanatta, historiador y ensayista italiano, catedrático de Historia de América Latina en la Universidad de Bolonia. Se graduó en Historia Contemporánea en la Universidad de Bolonia y se doctoró en 1992 en la Universidad de Turín con una tesis titulada «Del Estado liberal a la nación católica. La Iglesia y los orígenes militares del populismo en Argentina».1Es investigador en Historia e Instituciones de América Latina en el Departamento de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad de Bolonia. Entrevistado en el programa “Cristina sin vueltas” por Radio Rivadavia se refirió al gobierno de Javier Milei en la Argentina y su identificación con un modelo al que identificó con “rasgos de populismo peronista, menemista”.
Zanatta escribió diversos libros sobre América Latina y fue columnista de los diarios La Nación y Clarín con artículos de opinión sobre actualidad política y temas relacionados con el cruce entre poder político y eclesiástico y populismo en el continente americano, con especial foco en Argentina.
Ante la pregunta de cómo ve este comienzo del gobierno de Milei y cómo engarzarlo en la tradición política de lo que venía siendo la Argentina con su grieta de, por lo menos, estos últimos 20 años, el historiador opinó: “ Es muy difícil, porque tiene algunos aspectos que dan la impresión de algo totalmente nuevo, pero tal vez la mía sea una deformación profesional, puede ser que lo sea, pero después de 100 días y poco más de gobierno, me parece que es un poco menos nuevo de lo que parecía al comienzo, o sea, son formas nuevas de cosas bastante viejas”.
Añadió que “a veces tengo la impresión de que quiere parecerse a Menem, gobernando como Kirchner. Digo algo que va a sonar un medio raro, pero en términos de cultura política, estoy hablando de cultura política, de práctica institucional, de esa idea de unanimismo, por lo cual él, digamos que es el líder del único pueblo elegido, me parece que pertenece más en la historia argentina al bando peronista que no al bando liberal”.
El italiano continuó su análisis sobre el excéntrico jefe de Gobierno del Estado argentino: “Él se autodefina siempre liberal, pero la verdad que a mí me parece… le veo más los rasgos de populismo peronista, menemista, cada día más. Hasta yo diría la idea corporativa de ningunear la cuna de la democracia, que gusta o no es el Parlamento. de todo el sistema liberal democrático y de apoyarse o tratar de cooptar las corporaciones, los jueces, los sindicatos, los servicios, las fuerzas armadas, hasta la iglesia”.
Consideró que Milei busca “sustituir la casta antigua con la casta nueva, que es lo que hacen todos los regímenes políticos de manera que no es tampoco una crítica la mía, sino que simplemente es una observación. La cultura política me parece la peronista. Yo soy muy escéptico, lo digo. Lo digo de verdad porque siempre creí y sigo pensando, a lo mejor las personas que nos escuchan están de acuerdo conmigo, que el problema argentino parece la economía, pero la economía de las síntomas, de la fiebre, el problema es esencialmente cultural e institucional”.
“Y bueno, si se piensa arreglar la economía pensando que esto va a solucionar también la convivencia institucional, no. Me parece que es escribir sobre arena y el viento un día se lo llevará. Pero, bueno, es mi escepticismo. A lo mejor me equivoco. Ojalá me equivoque”.
Sobre los populismos
El historiador y especialista en política latinoamericana profundizó en el concepto de populismo y sus diferentes interpretaciones: “En varios lugares del mundo se está debatiendo, estudiando y discutiendo sobre el populismo tecnocrático. O sea… Si uno lo piensa, en una época no existía la palabra populismo, no se utilizaba, pero si uno mira la historia, la visión de Milei es una visión muy parecida al Positivismo del siglo XIX, o sea la idea que hay una élite, una élite ilustrada de la que él forma parte, que tiene sus autores sagrados también, en su caso son los libertarios que ya todos conocemos, aunque nadie los haya leído, porque un poco se asustaría de leer alguno de ellos. Y bueno, la idea es que esa pequeña élite es la única que sabe cómo funciona el mundo, que conoce la regla de funcionamiento. Es una idea escatológica, basada no en elementos ultraterrenales, sino en elementos muy seculares, que algunos conocen cómo hay que aplicar esa receta, solamente esa receta y así funcionará”.
Respecto de este enfoque, el italiano continuó: “No casualmente, Milei es un hombre que reivindica tanto el siglo XIX, o sea, reivindica un liberalismo que es pre-democrático. O sea, es de una época de política de élites todavía, cuando no se había puesto el problema de la inclusión de las masas en la vida política. Y los libertarios que él reivindica en algunos casos, yo pienso en Rothbard, por ejemplo, bueno, niegan la democracia directamente, piensan que era mejor cuando existía la monarquía inglesa porque administraba mejor los impuestos pagados por los ciudadanos”.
“Ahora, el encuentro entre liberalismo y democracia ha sido tan doloroso y difícil, especialmente en el mundo latino y católico, donde esto no nació de forma endógena, sino que vino de afuera, que la verdad, volver a un liberalismo tecnocrático que desprecia la democracia como una estética. a mí me parece un retroceso, pero más aún que un retroceso me parece un riesgo enorme”, sentenció Zanatta.
La posibilidad del resurgimiento del kirchnerismo
Zanatta no quiso hacer un pronóstico sobre la posibilidad de que el kirchnerismo retome fuerzas y vuelva a resurgir en la sociedad argentina, pero sí habló sobre el peronismo. “Creo que el peronismo se mirará en el espejo y cada peronismo encontrará su lugar. O sea que reconociera que finalmente no tiene sentido que todo forme parte del mismo equipo. Se podría formar un partido de izquierda más o menos radical, según los equilibrios que tenga. Otro peronismo como el sindacal podría ser una especie de partido cristiano democrático, otros de tipo más liberal nacionalista, no sé. Pero esto en teoría; en la práctica el peronismo terminó siempre desde la oposición, especialmente recompactándose bajo sus mitos o sus banderas. Y ahora es muy claro que una parte del peronismo está con Milei, está totalmente con Milei. La vieja clase dirigente menemista volvió a meterse en la clase dirigente y volvió a ser la casta que fue en su momento. Yo veo que hay una cierta ciclicidad y donde hay ciclicidad, quién me dice que un día no va a reaparecer bajo otra forma también el kirchnerismo, que no es un invento de lo Kirchner, tiene una tradición más antigua. viene de los años 70, de movimientos extraparlamentarios, viene de antes del peronismo de Eva, yo siempre lo llamé, o sea, una idea mesiánica de la política. O sea, es muy difícil que estas historias desaparezcan de un día para otro. De manera que, no sé, yo estoy muy preocupado. Sí, es un tema mío porque a mí todos los fanatismos, aunque sea un fanatismo con el que yo coincido en algunos aspectos, porque yo sobre la política económica de Milei no tengo, tengo alguna crítica, sí, pero no voy a entrar aquí en el detalle, pero en general me parece que Argentina necesitaba algo así. Claro, es que eso también es así. Yo lo vengo diciendo desde hace muchos años”.
“Milei no existiría sin Kirchner”
“No existiría Milei sin Kirchner, esto está tan claro, tan evidente; pero al mismo tiempo no olvidemos que tal vez no habría existido Kirchner sin Menem, y Menem también hizo un liberalismo a la peronista, o sea, con escasa, en algunos casos, nula sensibilidad institucional. Hay quien me dice, el liberalismo significa cambio económico, y el cambio económico va a traer como consecuencia la liberalización política, cultural, ideológica, etcétera, etcétera. A mí me parece una manera casi estructuralista, casi marxista de pensar, o sea, que las cosas brutas, la economía, terminan cambiando la cultura. Y yo, yo, la verdad pienso al revés. Yo pienso que primero vienen las instituciones, la forma, el respeto para el pluralismo, para las ideas de lo demás, y sobre esto se puede asentar una economía de tipo libre, como la que quiere crear Milei, porque si no, es como la de Menem”.
Sin embargo Zanatta subrayó: “Yo pienso que fue precisamente por ese desencuentro entre lo económico que podría haber funcionado más o menos razonablemente. Claro, le tocó también una crisis internacional, después vino De la Rúa que se encontró con una deuda enorme, etcétera. Pero ¿por qué no lo había sentado en una legitimidad institucional firme? En casos como Brasil, Uruguay, pongamos, donde también se habían hecho reformas económicas de libre mercado. parecida igual a la Argentina, bueno, se había hecho de forma más sensata en términos institucionales y por lo tanto cuando vino la crisis no se llevó todo de forma tan dramática como se lo llevó en la Argentina. Repito, para mí lo institucional es lo más relevante y acá en cambio se da la relevancia prioritariamente a lo económico, pero no es solamente esto, después está el estilo presidencial. O sea, a mí un presidente que se la pasa todo el tiempo insultando a todos aquellos que no piensan como él, no me parece… me parece, como dicen los británicos, me parece unfit para su lugar. Un presidente debería recordar que le guste o no, es el presidente de todos. Las formas son fundamentales en democracia, no puede ser un presidente que sea tan grosero, tan vulgar, así a quien quiera que piense diferente de él. Valía para Kirchner y vale… vale para Milei. Yo no puedo tolerar esta forma de gobernar. Lo lamento. Me parece un fenómeno muy extraño, muy extraño, muy exagerado, muy excesivo”.
Agregó que “Argentina muchas veces produce fenómenos extremos, tan extremos que no pueden durar mucho. Lo extremo no puede durar mucho. Lo extremo dura poco. Es inevitable”.