Cuando se habla de emprender, es inevitable pensar en los desafíos, las decisiones difíciles y los momentos de incertidumbre que este camino conlleva. Sin embargo, también es un terreno fecundo para quienes buscan dar rienda suelta a su pasión y construir algo propio. En esta nota, exploramos las historias de Vicente Cáceres y Silvia Cabrera, dos emprendedores que comparten sus experiencias y ofrecen valiosos consejos para quienes están considerando dar el salto.
Vicente Cáceres: “Cambiar el rumbo para encontrar paz y enfoque”
Vicente Cáceres, empresario el rubro vitícola, quien durante muchos años manejó un supermercado en Entre Ríos, decidió dar un giro radical a su vida profesional. El estrés y el agotamiento acumulados lo llevaron a replantearse sus prioridades. “Necesitaba algo más relajado,” confiesa en diálogo con Radio Up 95.5. Fue entonces cuando un amigo lo invitó a Posadas, Misiones, a emprender en un rubro completamente diferente: una vinoteca. La decisión resultó transformadora. “Me enamoré de la ciudad, de la gente, y de lo que estaba haciendo,” relata.
El cambio no solo fue geográfico, sino también conceptual. Pasar de manejar un negocio con innumerables productos a enfocarse en una sola categoría —el vino— le permitió encontrar un nuevo equilibrio. “Es mucho más fácil y me puedo concentrar mejor. Aunque sean varias bodegas, varios tipos de vinos, puedo brindar un mejor trabajo” explica.
En este sentido, Cáceres nos relató “me dedico al rubro de los negocios desde los 19 años, ya voy por 34 años de experiencia” y a modo de consejo para los jóvenes emprendedores, subrayó la importancia del equilibrio entre la pasión, el enfoque y la paciencia. “Nunca dejen sus sueños de lado, muchas veces uno se tropieza y quiere tirar todo por la ventana, pero no hay nada más lindo que empezar a ver los resultados. Todo lo que emprendan, háganlo con pasión, con gusto, con amor. Hay que ser pacientes”, concluyó.
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Silvia Cabrera: “Siempre hay alguien que va a valorar tu trabajo”
Silvia Cabrera, creadora de Artesanías Kendulin, descubrió su pasión por las manualidades de manera inesperada. “Empecé con pintura sobre tela y madera como terapia, porque trabajaba con chicos y necesitaba descargar energía,” cuenta la ex maestra jardinera. Lo que comenzó como una actividad personal se convirtió en un negocio que lleva más de 11 años.
Silvia se especializa en la creación de juguetes artesanales y decoraciones, y asegura que cada pieza refleja su amor por lo que hace. “Lo que a mí me gustaría comprar es lo que yo hago para mis clientes,” afirma. También enfatiza la importancia de encontrar la pasión y tener paciencia. “Hay que animarse, porque hasta que uno no se sienta a hacer y vé cómo queda tu proyecto, no te das cuenta del potencial que tenés,” dice.
Su consejo para quienes están comenzando es claro: “Descubran lo que les gusta, sean persistentes y pongan mucho amor en lo que hacen. Siempre hay alguien que va a valorar tu trabajo.”
Las historias de Vicente y Silvia demuestran que emprender no solo se trata de tener una buena idea, sino de encontrar lo que realmente apasiona, adaptarse a los desafíos y perseverar a pesar de los tropiezos. Como ellos, los emprendedores pueden encontrar en el riesgo no solo un obstáculo, sino una oportunidad para crecer y reinventarse.
Al final, como dice Vicente Cáceres: “no hay nada más lindo que empezar a ver los resultados.”