Faltan algunas semanas para que las elecciones generales culminen con la incertidumbre que padece argentina. Las votaciones producirán un grado de certeza y también, esperanzas en muchos inversores que esperan que se dilucide el modelo y proyecto de país que pretenden los argentinos para los siguientes cuatro años.
De igual manera, ni siquiera los resultados del sufragio del 22 de octubre podrán subsanar las dificultades que necesitan ser resueltas para que la clase media trabajadora no continúe perdiendo poder adquisitivo debido al incremento de precios de la totalidad de los productos e insumos.
Los incrementos de precios son uno de los mayores factores de preocupación y se considera que será un elemento clave al momento de emitir el voto, ya que son cada vez más argentinos que “caen” bajo la línea de la pobreza e indigencia.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC), hace algunos años atrás, en el segundo semestre del 2021 la pobreza fue del 37%, es decir que alcanzó a 10,8 millones de personas; con una suba al 39%. Mientras que, en el primer semestre de 2023 la pobreza en la Argentina fue del 40,1%. En la actualidad, según los datos oficiales demostraron que casi 19 millones de argentinos están sumergidos en la pobreza.
Pero no solo el contexto de licuación de sueldos es lo que preocupa a los argentinos, en los últimos días ha quedado al desnudo que ni siquiera en el Congreso de la Nación puede brindarles certezas a los habitantes- producto de la eterna indecisión que tanto diputados y senadores de la nación no clarifican y no se ponen de acuerdo para generar decisiones con respecto a la Ley de alquileres- porque una porción importante de los argentinos pretende una mayor celeridad y clarificación sobre ciertas legislaciones que son de suma importancias para el desarrollo económico y social, porque los alquileres impactan en el tejido urbano y comercial de la totalidad del país.
Es justamente esa misma inacción del Congreso de la Nación lo que nos lleva a reflexionar del porqué de la lentitud en cuanto al tratamiento y la aprobación de las reformas de ciertas leyes- si bien hace algunas semanas se dio tratamiento y se aprobó la reforma de la Ley de Alquileres en el Senado de la Nación- Ahora, por avanzar con un texto diferente al que recibió media sanción en Cámara de Diputados, hace algunas semanas atrás, por tal motivo la iniciativa volvió a la Cámara baja.
En resumen, las idas y vueltas que no brindaron una solución concreta respecto a la ley de alquileres – donde cada vez más inquilinos no pueden costear los gastos de la renta, uno de los motivos por los que propietarios de inmuebles tampoco quieren ponerlos en alquiler-, todo inmerso en el contexto de un proceso inflacionario que devora el poco dinero que ingresa en los bolsillos de la clase trabajadora.
En pocas palabras, la exposición de este tipo de problemáticas, pusieron sobre la mesa un número que puede ayudarnos a entender el poco interés que le han prestado los senadores que integran el cuerpo deliberativo y que preside Cristina Fernández de Kirchner, ese dato matemático es el que indica que en el Senado solamente han sesionado- entiéndase que asistieron a trabajar- en cinco oportunidades durante el 2023.
Para finalizar, algunas de las interrogantes que surgen: ¿mientras que el pueblo sufre la falta de reglas y legislación clara para poder acceder a la renta de una vivienda, los senadores no sesionan pero siguen cobrando jugosos sueldos? ¿No sería este el momento de reglamentar un mínimo de asistencias a los senadores? ¿Estaría mal descontarles del sueldo si no van a trabajar/sesionar?