Así lo planteó el presidente del Episcopado, el obispo Oscar Ojea, en un mensaje difundido este domingo, en el que advierten sobre la “pérdida de sensibilidad social”. El mensaje se da en el contexto de la pelea con los movimientos sociales por las cinco mil toneladas guardadas en dos depósitos. Este sábado, el arzobispo porteño Jorge García Cuerva pidió a la actual administración, “tomarse en serio las parálisis del pueblo” y no postergarlas “en nombre de un futuro prometedor”.
En la coyuntura marcada por el escándalo por las 5 mil toneladas de alimentos para comedores populares que están retenidos en dos depósitos del ministerio de Capital Humano, la Iglesia Católica salió a pedirle en duros términos a la Casa Rosada que los reparta “rápidamente”, al advertir sobre el riesgo de que “se vaya perdiendo la sensibilidad frente a un derecho primario como el derecho al alimento”.
El mensaje de este domingo, se produjo en un contexto crítico para el gobierno que encabeza el presidente Javier Milei, quien en el Te Deum por el día de la revolución de mayo, tuvo que escuchar un durísimo mensaje del arzobispo porteño José García Cuerva.
“Nos hemos enterado sobre la existencia de dos depósitos de alimentos que tienen cinco mil toneladas de alimentos guardados”, comenzó diciendo el presidente del Episcopado, el obispo Oscar Ojea, en su reflexión difundida en las redes sociales. Sin entrar en consideraciones sobre “las razones por las que están guardados”, Ojera planteó: “pienso que en un tiempo de emergencia alimentaria esto debe llamarnos a la reflexión”.
“Rápidamente tienen que ser entregados, esta sensibilidad frente al pan que yo tengo y puede faltar en otras mesas va contra todo lo que significa, por ejemplo, cuando tiramos comida”, pidió el obispo.
En duros términos hacia la administración del gobierno nacional, Ojea advirtió que “lo que realmente nos preocupa, (es) que se vaya perdiendo esta sensibilidad frente a un derecho que es y que es primario como es el derecho al alimento. Dios quiera que rápidamente los hermanos con tantísimas necesidades puedan alcanzar su alimento diario”, completó.
Por otro lado, durante el Tedeum de este 25 de mayo, García Cuerva dio un mensaje plagado de críticas sobre la marcha del país. En la cara de Milei, el arzobispo porteño, pidió una “autocrítica madura” y “no demorar” respuestas a las urgencias sociales.
En un tramo particularmente caustico, García Cuerva sostuvo a los feligreses con el presidente Milei a la cabeza: “El Señor tiene una mirada de indignación; está enojado, está verdaderamente irritado ante tanta crueldad de esos hombres que no se conmueven ante el sufrimiento del hombre enfermo. En el contexto actual, y con mucha humildad, quisiera pedir a todos que sintamos también hoy sobre nosotros la mirada fuerte de Jesús que nos interpela, que nos cuestiona, que nos alerta sobre nuestra insensibilidad con los más desprotegidos, que nos reclama mayor compromiso y cercanía con los que sufren. Que cada uno, y todos a la vez, desde la responsabilidad que tenemos en la comunidad, podamos dejarnos mirar por Dios, dejándonos cuestionar por la conciencia, y nos preguntemos: en estos tiempos tan difíciles ¿qué estoy haciendo por los más pobres?”, sostuvo el arzobispo.
Y prosiguió: “Porque fácilmente nos sale reclamar a otros que se comprometan, pero yo ¿qué hago?, ¿podremos mirarnos y responder esa pregunta sin echar culpas como adolescentes, sino desde la responsabilidad de hacernos cargo, incluso si es necesario, realizando una autocrítica madura que tanto necesita escuchar alguna vez nuestro pueblo? Porque nuestra gente está haciendo un esfuerzo muy grande no podemos nosotros ‘hacernos los tontos’; hay que acompañar con hechos y no solo con palabras ese enorme esfuerzo; por eso siguen doliendo algunas acciones de la dirigencia divorciadas de la ciudadanía de a pie, como los tan comentados ‘auto aumentos’ de sueldos de hace algunas semanas”, cuestionó el arzobispo.
Además, García Cuerva, el mismo día en el que Milei tenía previsto realizar el finalmente frustrado Pacto de Mayo, lanzó una fuerte advertencia: “No es lo mismo unirse que confabular, no es lo mismo fraternizar y forjar la cultura del encuentro que ser cómplices del mal con el sólo ánimo de destruir al otro, de pensar estrategias para que al otro le vaya mal, creyendo que ‘cuanto peor, mejor’”. Y en esa línea, el arzobispo dijo de frente a Milei: “Hay pocas cosas que corrompen y socaban más a un pueblo que el hábito de odiar”.