Un viejo refrán dice que un mar en calma nunca hizo experto a un marinero. A la espera de un rumbo que nos lleve a un puerto seguro, los días de Gobierno suman un nuevo tachón en el calendario y, mientras algunos desvían la mirada hacia otros responsables, en misiones todo sigue igual.
Es común pretender analizar a los gobiernos en etapas, como el resultado de una interpretación inmediata de lo que va ocurriendo durante una gestión. Con el correr de los tiempos y con base en distintos ejemplos a nivel global se popularizó un modelo que consiste en analizar los primeros 100 días de gestión. A partir de este número se sirven las distintas corrientes de discusión: partidarios, aliados, la prensa, la opinión pública, entre otros. Cada uno ofrece una escala de valoración a la mesa de debate.
Ocurre frecuentemente que durante los primeros 100 días de gobierno la mayoría de la población anhela que a su nuevo gobernante le vaya bien y tenga éxito –al menos en los casos donde se piensa en política sin fanatismo ideológico-. En esta etapa la competencia partidaria tiende a bajar y se produce un aumento en el interés de la clase política para comprender el rumbo del nuevo líder.
Cierto es que se divulgaron cientos de opiniones, análisis y guarismos relacionados con los primeros días de gestión de Javier Milei; algunos explicando y otros cuestionando, tanto el magnetismo nacional que produce esta figura que olvidamos que salvo en 2 provincias Argentinas, el resto también comenzó una nueva gestión de gobierno.
Aunque aún es poco el tiempo para evaluar la gestión del presidente, no lo es para hacerlo con la gestión del gobernador de la provincia de Misiones.
Hugo Passalacqua asumió las riendas de esta provincia por segunda vez de manera intermitente el 10 de diciembre, y ofrece varios puntos para su análisis. En primer lugar, la gestión es la continuidad de un modelo enquistado en la provincia mediante un fraudulento sistema electoral que no ubica en los espacios de decisión al que obtenga más votos, sino al que sufre el mayor arrastre por parte de los sublemas. Esta anomalía electoral impide que el oficialismo logre depositar aspirantes al gobierno provincial con objetivos claros y que generen un cambio sustancial.
Por lo tanto, frente a esta situación y como hablamos de continuidad, ciertamente es posible encontrar diversas opiniones de su gobierno. El arrastre y el aumento de la conflictividad docente que se percibe en la provincia es claramente atribuible a un profundo desmanejo de las autoridades, sustentado en un festival de cargos y horas en educación que genera el evidente descontento en la planta docente, y que desde el centro de decisiones no pretende ser solucionado sino más bien enjuagado con el reemplazo de algunas autoridades.
El arrastre y el aumento de la conflictividad docente que se percibe en la provincia
es claramente atribuible a un profundo desmanejo de las autoridades…
El avance de criaderos de mosquitos transmisores del dengue en la provincia, junto a la inexplicable necesidad de ocultar la información, el manejo de los casos de pacientes que deambulan por los hospitales en busca de atención que se asemeja a la brutal gestión del COVID-19 y el silencio en cuanto a la no declaración del estado de emergencia a la provincia no es otra cosa más que un homicidio colectivo.
Mientras algunas medidas del orden económico tomadas por decisión presidencial afecta de manera directa a las familias misioneras, el gobierno provincial contribuye con esta angustia generando aumentos desmedidos en los servicios de energía a través de la empresa estatal Energía de Misiones, el gobierno provincial que se autopercibe protector «garantiza las condiciones» para que estos aumentos se consoliden. Inmersos en la soberbia de quienes gobiernan detrás de un escritorio informan que «el servicio de energía eléctrica podrá ser abonado hasta en tres cuotas», decisión que solamente ofrece estirar la agonía de quienes deben elegir si comer o pagar el servicio, es decir, no les importa el costo… les importa que paguen, como sea.
Se suman a estas dificultades planteadas el constante aumento en el servicio de transporte de pasajeros, sin motivos informados y sin contar con el número exacto de pasajeros diarios que transportan las empresas; y sin garantizar un servicio estable…nuevamente la suba de las tarifas irrumpe en la cotidianeidad de las familias.
Aunque 100 días sea poco tiempo para evaluar una administración son suficientes para comprender las intenciones: en este caso es indiscutible que quienes gobiernan la provincia de Misiones lo hacen con un despiadado modelo recaudador y asfixiante, en el cual sobreviven las empresas que surgen al calor del poder, los vecinos que cuentan con una asistencia del Estado mientras el resto busca sobrevivir relegando su presente y sumergidos en la esperanza de que en algún momento la realidad pueda mejorar.
La azada de un colono, las manos de un enfermero y el esfuerzo de un trabajador no tienen tiempo de esperar hasta que comience la próxima carrera electoral para recibir una ayuda del Estado; menos aún, para soportar las presiones impositivas. Estos primeros meses de gestión son la continuidad de un modelo acabado; sin embargo, si seguimos esperando el cambio con los mismos de siempre, debemos seguir esperando que nada cambie.
En tiempos de crisis la solidaridad pudo sacar adelante naciones. Será esta la oportunidad que el pueblo misionero precisa para desafiar su presente y proyectar un futuro en el cual la independencia no venga de la mano de un discurso del gobierno, sino del esfuerzo de la chacra, de las empresas y de los emprendedores locales.