El pasado domingo hemos sido testigos de una nueva elección presidencial en la República Argentina, y el resultado fue sumamente sorpresivo para gran parte de la población.
Lo más difícil de creer tal vez haya sido que en una elección el Peronismo haya finalizado en la tercera posición, situación que no se daba hace mucho tiempo.
Obviamente, este resultado no fue bien recibido filas adentro del Frente Unión por la Patria, sector desde el cual emergió una reacción por lo menos particular: empezaron disculpándose con sus militantes, tomando una actitud proactiva con claras intenciones de dar vuelta el resultado y finalmente inspirando miedo hacia quienes pudieran ser los presidentes electos si no fueran ellos.
En una Argentina donde esta semana se anunció el dato de la inflación que se ubica en el 6,3%, llegando a un acumulado del 60% en siete meses, donde la pobreza ronda casi el 50% y en donde el dólar escaló $200 en 48hs, pretender iniciar una campaña atemorizando a la gente resulta simplemente diabólico.
Si bien es una táctica que el peronismo supo utilizar muchas veces, sobre todo cuando les tocó quedar fuera del gobierno, la situación social y el desequilibrio macroeconómico ya hacen bastante en la psiquis de las personas, como para que también el aparato estatal en cabeza de su ministro de Economía y quienes lo siguen, lancen frases como “van a perder los derechos adquiridos que tanto nos costó conseguir”, “van a destruir la economía del país”, “las ideas que proponen nos llevan directo al abismo”, entre muchas otras.
La realidad es que de acá al 22 de octubre se instalarán en los medios de comunicación todo tipo de notas e información con la cual atacarán a los candidatos de La Libertad Avanza y de Juntos por el Cambio, las redes sociales se convertirán en lugares de odio y resentimiento hacia la gente que ha optado por opciones distintas al peronismo, y la calle se encargará de ser el escenario de manifestación por excelencia para salir a reclamar por “cuidar a la patria”.
Más allá de todas estas situaciones, el peronismo ha iniciado una campaña de autodestrucción de la Argentina, devaluando, aumentando precios casi a diario y emitiendo dinero como si no existiere un mañana para poder remontar el resultado de las PASO.
Esperemos que, llegado del 10 de diciembre, sea la fórmula que llegue, quede algo de un país sobre el cual se pueda construir un futuro.