Un hombre de 65 años aceptó su responsabilidad en los hechos y recibió tres años de prisión de cumplimiento efectivo por abuso sexual simple a dos clientas en 2021 en la citada localidad. La pena fue homologada días atrás por el Juzgado Correccional de Menores de Puerto Rico
Un masajista de 65 años fue condenado a tres años de prisión, de cumplimiento efectivo, luego de aceptar un juicio abreviado ante el Juzgado Correccional de Menores de Puerto Rico, en el marco de dos hechos de abuso sexual simple, ocurridos en 2021 en la mencionada localidad. El acusado, se acogió a dicho regímen luego de aceptar la responsabilidad en el hecho y, de común acuerdo entre su patrocinante legal y el fiscal Héctor Simón, terminó aceptando la pena.
El caso se hizo conocido en los medios durante el 2022, pero fue denunciado en primera instancia en diciembre de 2021 por una de las dos víctimas del acusado.
Durante la instrucción del expediente, llevada adelante por el Juzgado de Instrucción Uno de Puerto Rico, se encontraron elementos suficientes para acreditar que el acusado se sobrepasó en sus funciones como profesional. Y mediante esto, haber abusado con distintos tocamientos de dos vecinas de esa localidad.
En primera instancia, de una joven que lo denunció ante la Policía por lo padecido durante un turno que tuvo con el imputado, en la casa de este último, lugar donde el masajista prestaba servicios. Pero al trascender en los medios la traumática situación vivida por la chica, otra muchacha de la misma localidad se acercó a las autoridades policiales para contar lo vivido con el mismo trabajador.
Según lo indicado por voceros que intervinieron en la pesquisa, la última denunciante prestó declaración testimonial en el Juzgado y dio detalles muy similares a los relatos aportados por la primera de las denunciantes.
Los pesquisas comentaron que se vieron similitudes en el modus operandi que habría tenido el profesional con respecto a los excesos en los manoseos a sus clientas y en las insinuaciones que hacía mediante distintos comentarios subidos de tono.
Los distintos hechos que padeció la segunda denunciante ocurrieron semanas antes de lo expuesto por la otra joven, es decir, a fines del 2021 dentro de la sala de masajes que el acusado contaba dentro de su propio domicilio.
“Yo no quería que el masaje siguiera”, expresó la chica de 25 años en un momento de su relato a los investigadores.
A su vez, añadió que tras advertir las verdaderas intenciones del masajista rápidamente abandonó la sala y se retiró asustada del lugar. Y que incluso debió forcejear con el hombre para poder evitar que este siga tocándola en donde no debía.
Comentó también que la presentación policial hecha por madre e hija días, en donde vio muchísimas similitudes con su propia experiencia con el acusado, la llevaron a presentarse a contar su historia.
A partir de aquella nueva acusación, el fiscal de instrucción Héctor Simon, inició los requerimientos de instrucción pertinentes en el caso. Por otro lado, el juez Manuel Balanda Gómez solicitó oportunamente por pedido del fiscal una ronda de pericias psicológicas y psiquiátricas para la denunciante y el denunciado.
Recurso defensivo
En su momento, el magistrado evaluó dos pedidos de excarcelación presentado por el representante legal del masajista. Aunque ninguno de estos fue favorable para el acusado.
El primero de los recursos defensivos fue rechazado pocas horas después de que el acusado se presentara en audiencia indagatoria ante el juez Balanda Gómez, instancia en donde se defendió de las fuertes acusaciones en su contra.
En torno a esto comentó que el trabajo que hizo a la joven consistió en masajes con ventosas y que jamás se sobrepasó con la chica.
Dicha terapia con ventosas consiste en aplicar ventosas –normalmente elaboradas con cristal o plástico– sobre el cuerpo del paciente, y hacer con ellas un efecto de vacío mediante el que estas se adhiere al cuerpo y succiona la piel y parte del músculo, abriendo los poros y estimulando la circulación sanguínea y linfática.
Luego de dar su versión de los hechos, el juez evaluó los riesgos que generaría que el acusado continuará en libertad a partir de la fuerte denuncia en su contra. Además, teniendo en cuenta los riesgos de entorpecimiento de la pesquisa dispuso que el masajista sea detenido y trasladado a la Seccional Primera de Puerto Rico. Luego, fue imputado en aquel momento por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante.
Previo a esta instancia, el fiscal Simón le negó un pedido de exención de prisión que el primer abogado del masajista había presentado ante la Justicia.
Primera denuncia
Para tener un panorama más amplio en torno al alcance de los abusos, la primera denunciante fue citada a declaración testimonial en el juzgado de Instrucción Uno de Puerto Rico en donde ratificó los dichos expresados en sede policial.
Previamente a esto, su progenitora, había realizado una ampliación de la denuncia policial hecha por su hija en donde narró que tiempo atrás, al acudir a una sesión de masajes con el acusado, también padeció distintas situaciones de exceso por parte del hombre.
Y comentó que si bien el profesional no llegó a consumar ningún hecho, si le hizo comentarios inapropiados.
En torno a lo descrito por la joven, trascendió que el acusado se propasó ni bien comenzó con sus masajes, ya que le manifestó a su cliente que veía que su zona genital estaba “contracturada” y que por ello necesitaba un masaje especial.
Todo esto mientras el hombre manoseaba a la víctima en sus partes íntimas. Las fuentes añadieron que todos los detalles dados por la chica fueron muy específicos en torno a las prácticas a las que fue sometida durante la sesión y el lugar donde ocurrieron.
También se remarcó que la chica rompió en llanto en un momento de su relato al contar el alto nivel de estrés que le sigue causando recordar esa situación.
Fuente: El Territorio