El 7 de noviembre de 2022, Mariano Mendoza, un joven de 27 años, fue detenido en Posadas, Misiones. Horas después, su madre, Catalina Olivera, recibió la noticia que ninguna madre quiere escuchar: su hijo estaba muerto.
La versión oficial hablaba de un “suicidio” en el calabozo. Pero Catalina nunca creyó esa historia. En diálogo con el programa “El País de la Libertad”, a través de Radio Up 95.5, lanzó una denuncia contundente: “A mi hijo lo mataron”.
La madrugada de aquel día quedó grabada en la memoria de Catalina. Según su relato, Mariano fue detenido en circunstancias confusas y trasladado a la comisaría. Horas después, los policías le informaron que su hijo había sido encontrado “ahorcado” con su propia remera.
“Cuando me llamaron, me dijeron que tenía que ir urgente. Pero cuando llegué, ya era tarde. No me dejaron verlo enseguida. Cuando al fin me dejaron, su cuerpo tenía golpes. Estaba todo marcado. ¿Cómo puede alguien ahorcarse y tener moretones en la cara y el cuerpo?”, relató Catalina.
La autopsia oficial indicó que la causa de muerte fue “asfixia por ahorcamiento”, pero la madre de Mariano sostiene que hubo torturas previas. “Tenía los labios partidos, la cara hinchada. Eso no es de alguien que se ahorcó. Eso es de alguien que recibió una paliza”, afirmó con indignación.
Catalina Olivera asegura que desde el primer momento la policía intentó encubrir lo sucedido. “No me dejaban ver el cuerpo. Me decían que tenía que esperar. Después, cuando pedí las grabaciones de las cámaras de seguridad, me dijeron que no funcionaban esa noche. Siempre lo mismo, siempre la misma excusa”, expresó.
Además, la familia denunció que la ropa que entregaron como prueba tenía signos de violencia. “Su remera estaba rota, tenía manchas que no parecían solo de sangre. Algo pasó en esa celda y lo están tapando”, dijo la madre.
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El caso de Mariano Mendoza no es el único que generó sospechas sobre el accionar policial en Misiones. En los últimos años, se han denunciado múltiples muertes en custodia con versiones oficiales que suelen apuntar al suicidio. “Siempre dicen lo mismo. ¿Cuántos más van a ‘suicidar’ en las comisarías?”, cuestionó Olivera.
A más de dos años de la muerte de su hijo, Catalina sigue buscando respuestas. “No me voy a callar. No me importa que me amenacen o que me digan que deje las cosas así. Yo quiero justicia para mi hijo y para todos los que murieron en estas condiciones”, afirmó.
La familia de Mariano Mendoza exige una nueva investigación independiente y la imputación de los policías que estaban de turno esa noche. “No voy a descansar hasta que los culpables estén presos. No quiero otro caso como el de mi hijo”, concluyó Catalina, con la voz quebrada pero firme.
Mientras tanto, el expediente sigue sin avances concretos y la versión oficial persiste. Pero la voz de una madre que perdió a su hijo sigue resonando: “Yo sé que a mi hijo lo mataron, y no me van a hacer callar”.