Una serie de fuertes explosiones se registraron en las últimas horas en distintos puntos de Irán, generando alarma y especulación internacional. Según reporte, un estruendo “aterrador” se escuchó cerca de la base aérea Nojeh, ubicada en Kabudar Ahang, en la provincia occidental de Hamedan. Más tarde, otra detonación fue reportada en las inmediaciones de Pakdasht, al sureste de Teherán, presuntamente vinculada a la defensa antiaérea de la instalación militar de Parchin.
Estos incidentes coinciden con múltiples ataques aéreos llevados a cabo por Israel desde la madrugada del viernes, en el marco de la denominada “Operación Nación de Leones”. Fuentes oficiales iraníes reportaron la muerte de varios altos mandos militares y científicos nucleares, así como daños severos en instalaciones atómicas estratégicas, según informó la agencia Xinhua.

Advertencias de Trump
En paralelo, el presidente estadounidense Donald Trump emitió un contundente mensaje en su red Truth Social, exigiendo a Irán que retome las negociaciones por un nuevo acuerdo nuclear. “Irán debe llegar a un acuerdo, antes de que no quede nada”, advirtió, mencionando que ya había dado un ultimátum de 60 días, que venció este viernes.
Trump aseguró haber ofrecido “múltiples oportunidades” al régimen iraní y lanzó nuevas amenazas: “Estados Unidos fabrica el mejor y más letal equipo militar del mundo, e Israel posee mucho de eso… ¡todos están muertos ahora, y la cosa solo empeorará!”.
Desde Washington, el secretario de Estado Marco Rubio negó cualquier participación de EE.UU. en los ataques, indicando que Israel actuó de forma “unilateral y necesaria”. No obstante, el Ministerio de Exteriores iraní acusó a EE.UU. de ser cómplice y amenazó con consecuencias si continúa “respaldando el aventurerismo israelí”.
Las explosiones se producen a días de una reunión clave entre representantes iraníes y estadounidenses prevista para este domingo en Omán, en un clima diplomático que se ha tornado explosivo. La tensión en Medio Oriente crece, mientras el mundo observa con preocupación una escalada que podría tener consecuencias globales.

El clima diplomático, que venía deteriorándose en las últimas semanas, ha entrado en una fase que muchos analistas califican como “explosiva”. Las amenazas cruzadas, el aumento de la presencia militar en zonas estratégicas y las sanciones impuestas por ambos lados han contribuido a generar un ambiente de desconfianza mutua. En este contexto, la reunión en Omán aparece como una oportunidad frágil pero crucial para retomar canales de comunicación que puedan evitar una mayor escalada del conflicto. Sin embargo, los recientes episodios violentos podrían alimentar posturas más radicales en cada bando.
El conflicto podría extenderse a zonas cercanas
La tensión en Medio Oriente no se limita únicamente a Irán y Estados Unidos. Países vecinos, así como potencias internacionales con intereses en la región, observan con creciente preocupación cómo se deteriora la estabilidad regional. Las explosiones y las posibles represalias militares amenazan con extender el conflicto a otras zonas, lo que podría desencadenar una crisis de mayor envergadura. Además, la seguridad energética mundial se ve comprometida, dado que muchos de los recursos clave pasan por rutas que podrían verse afectadas por un eventual enfrentamiento bélico.

En este escenario de alta volatilidad, la diplomacia enfrenta uno de sus mayores desafíos de los últimos años. La cita en Omán no solo será una prueba para las relaciones bilaterales entre Irán y Estados Unidos, sino también un momento decisivo para evaluar el compromiso de ambas partes con la estabilidad regional. Mientras tanto, el mundo sigue atento al desarrollo de los acontecimientos, consciente de que lo que ocurra en los próximos días podría tener consecuencias profundas y duraderas a nivel global.
